Por Esther Borges Moya/ Radio Cadena Agramonte
"(...)un hombre instruido en la ciencia y en la conciencia, ya está en camino de ser Dios".
José Martí.
Sin asomo de irreverencia cito con esa frase al Héroe Nacional Cubano José Martí (Educación Popular, Obras Completas, t 19), en cuya opinión la educación de los seres humanos constituía colofón necesario para generaciones integradas por hombres y mujeres constructores de su propio futuro.
Al camagüeyano Enrique José Varona le correspondió la reforma de las enseñanzas Secundaria y Superior en Cuba, en los primeros años de la República.
Baste saber que al concluir la guerra entre España y Cuba, el 57 por ciento de la población de la isla, a partir de los l0 años de edad, no sabía ni leer ni escribir, y sólo el 1.4 por ciento de la población se dedicaba a actividades profesionales.
Esas cifras asustan a la luz del progreso actual y de las prioridades de que gozan todos los cubanos en el presente.
Concluida la guerra, Enrique José Varona recibe la encomienda de efectuar la reforma escolar en esos niveles -Secundaria y Superior- y de un solo plumazo eliminó la absurda y atrasada estructura escolar heredada de la colonia.
Sabía el ilustre principeño, con claridad, qué perseguía con esa reforma y, además, que no contaba con profesionales capacitados e interesados en seguirlo.
Pero Varona también estaba convencido de que sólo preparándose para competir con el resto del mundo, los cubanos podrían sustraerse al mantenimiento del coloniaje intelectual, y frenar el expansionismo de la gran nación del norte, voraz e insaciable en sus apetitos hegemónicos.
Por ello eliminó el latín y aumentó el estudio de la ciencia. Según Varona, Cuba "(...)no puede pasarse sin algunos centenares de ingenieros. Aquí está el núcleo de mi reforma".
¿QUÉ CONTENÍA EL PLAN VARONA PARA EL BACHILLERATO?
El "Plan Varona" incluía para el Bachillerato, Gramática y Literatura Castellana; Inglés y Francés; Geografía e Historia Universales; Matemáticas, Física, Química, Cosmología, Biología, Historia Natural, Lógica, Sociología y Enseñanza Cívica.
La Educación Física tenía, además, un carácter obligatorio. A pesar de que no incluía Geografía e Historia de Cuba, el "Plan Varona" tuvo una esencia reformadora profunda. Aunque, en todo caso, para esas asignaturas no existían textos adecuados.
Varona dejaba a los profesores "libertad de cátedra", lo que le había permitido en su momento a Félix Varela y a José de la Luz y Caballero, revolucionar conceptos y métodos de una forma independiente.
VARONA: UN NUEVO DON QUIJOTE
A pesar de lo abarcador y ambicioso del "Plan Varona", éste chocó con fuertes obstáculos, entre ellos la incomprensión del profesorado y la carencia de medios materiales que garantizaran su base, entre ellos laboratorios, instrumental, edificios y el resto de los elementos básicos para una enseñanza completa.
Tampoco los dirigentes del país tenían interés en el asunto, en tanto que la opinión pública desconocía el alcance del "Plan Varona".
Los profesores veían esa gestión sólo como algo accesorio a su verdadera especialidad, ya fuera ésta la abogacía, la medicina o cualquier otra. Dedicaban cierto tiempo del día al magisterio, y no entendían a cabalidad la esencia del Plan. Y tampoco les interesaba.
Aunque su propio gestor veía el "Plan Varona" como un asunto de urgencia, algo sólo temporal, se mantuvo en vigor en lo esencial durante casi 40 años.
Hasta el último día de su existencia, Enrique José Varona tuvo como pensamiento rector la frase de su amigo José Martí, el Héroe Nacional de Cuba: "El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos".
Varona vivió en Nueva York y tuvo también el alto honor de sustituir a Martí en la dirección del periódico "Patria", y como uno de los principales dirigentes de la lucha en la emigración.