Los años que pasan obligan a mirar, a rectificar trazos, a rehacer y reinventarse para mantener el atractivo. Así sucede en Camagüey camino a sus 510, un cumpleaños que esperamos con ansias y con el sutil rejuvenecimiento de quien preserva sus esencias.
La Ciudad de los Tinajones, la de las iglesias y las plazas, la de arquitecturas que se entremezclan con historias y épocas, merecedora de la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad, será todo el tiempo el Camagüey que amamos, aunque un tono cambie en las paredes y siempre queramos más mimos para la urbe que es a la vez abuela y nieta.
Aquí siempre vibrarán al paso sus adoquines, siempre soñarán sus parques, siempre se encontrarán las calles al final de algún camino, en una o cinco esquinas, y con ellas nosotros, camagüeyanos todos, por nacimiento o amor de visitante adicto a su autenticidad, encontrándonos también en la mística antigua y contemporánea de la que fuera villa principeña. (Texto: Dania Díaz Socarrás/ Radio Cadena Agramonte) (Foto: Humberto Cid González/ Radio Cadena Agramonte)