Cuba, José Martí Pérez, Partido Revolucionario Cubano, unidad, América, Puerto Rico

Un Partido, una voz, una esperanza


Por Dania Díaz Socarrás/ Radio Cadena Agramonte.

"El suelo se ha realizado y la semilla es ya árbol que se ve", dijo José Julián Martí Pérez hace hoy 132 años, cuando proclamó la creación del Partido Revolucionario Cubano después de una extensa búsqueda de formas de organización, para que la libertad fuera causa colectiva y no individual.

Aquel partido buscaba justamente la unidad, la cohesión de las fuerzas, las voluntades y los escasos recursos que entregaban los obreros, quitándose un poco del fruto de su trabajo, para la causa de la independencia.

Aquel partido hacía sentir a todos parte de una misma lucha, estuvieran dentro o fuera del país; fueran tabaqueros, adinerados, obreros, campesinos o intelectuales. La razón del abrazo era la patria soberana, capaz de defenderse del gigante norteño, capaz de ayudar y ser ayudada por la América Latina.

Aquel partido miraba lejos, lejos no solo en el tiempo a la Cuba que se quería y se necesitaba desde entonces, sino también en toda la amplitud de nuestra América. Era una mirada que bajaba hacia el centro y el sur americano, hacia cada uno de sus pueblos, hacia el aún oprimido Puerto Rico, y que pretendía tender la mano a todos.

Hoy Cuba es conducida por un Partido en esencias similar, por un Partido que se ha ajustado a la evolución de los conceptos y valores revolucionarios, pero que parte sin duda alguna de aquel mismo principio, y de las ramas de ese árbol más que centenario que empinara Martí, que tomó una vez todas esas ramas y volvió a unirlas en una sola copa y que se yergue con ella en defensa y para la protección de la nación que hemos venido construyendo desde mucho antes de aquel 1892.

Mañana Cuba tendrá quizás más cambios, más vidas, más hazañas, más uniones de voluntades y de amores patrios, pero siempre será la misma esencia la que ha de guiarla para que sean dignos de ella sus hijos, para que pueda ella cuidarlos de gigantes y ambiciosos, rodearlos con sus brazos solidarios y seguir multiplicando para el mundo la inclaudicable voz de la esperanza, la esperanza de la unidad posible y necesaria para los pueblos que anhelen crecer y ser por ellos mismos. (Foto: Archivo)


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