Hace 48 septiembres Fidel inauguró el Instituto Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE), hoy Ciudad Escolar, Máximo Gómez Báez en Camagüey.
De sus aulas han salido no solo generaciones de ingenieros, médicos, maestros, científicos, periodistas, biólogos… han salido familias. Mucho cambia la vida los muros de la Vocacional en materia de aprendizajes y de afectos.
Al IPVCE se llega vestido de azul, y con un montón de sueños por cumplir. Allí la vida va más allá de los libros, los estudios independientes y las pruebas.
El rigor diario del esfuerzo se graba en la piel, la constancia de todo un día de clases y las noches de tareas en las aulas que se convierten, según el deseo del grupo, en laboratorio de física, química, matemáticas o biología.
Otro sello del IPVCE es la familia: la de los muchachos cargando los cubos de agua a las “niñas del aula”, la de los juegos en los pasillos, la de rueda de casino en el comedor mientras esperas para entrar, la de los besos interminables por sólo dos días de pase.
La Vocacional tiene 48 años, sus muros fuertes ya enseñaban las cicatrices de tantos cursos recibiendo conocimiento de maestros y de alumnos; pero aun tantas mellas no la opacan, no le quitan la belleza de lo que es, la casa azul de muchos, de quienes una vez allí, nunca nos hemos ido del todo. (Texto: Carmen Luisa Hernández Loredo/Colaboradora Radio Cadena Agramonte)(Fotos: Humberto Cid González/Radio Cadena Agramonte)