Si en algo coinciden Marco Antonio Asín López y Roy Roger González Faxas, estudiantes del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Máximo Gómez Báez, es que ambos desean estudiar Química Pura una vez terminada su etapa preuniversitaria, lo que no constituye un asombro siendo concursantes de esta asignatura.
Actualmente se encuentran en La Habana preparándose para la XXVIII Olimpiada Iberoamericana de Química, que se celebrará en Costa Rica; aunque su formación comenzó mucho antes cuando empezaron a interesarse por este campo de estudio.
Marco compite desde octavo grado y ya en noveno obtuvo medalla de plata en el Concurso Nacional, lo que le dio la entrada vía directa para el aula de entrenamiento del IPVCE. No fue así para Roy quien se acercó a esta aula en onceno grado y reconoce que entró en desventaja con respecto al resto de sus compañeros que contaban con un año más de preparación en la asignatura. “Fueron muchas horas leyendo y haciendo resúmenes; nunca pensé que podía llegar hasta aquí”.
“En nuestras provincias nos preparamos hasta el nivel nacional, luego se realiza la elección de los diez mejores del país, quienes deben trasladarse para La Habana, donde comienza la preparación para los eventos internacionales. Aquí tuvimos que vencer las selectivas, pruebas que definen el equipo que representará al país, conformado por cuatro estudiantes”, explicó Asín López.
Estos jóvenes tendrán que enfrentarse a dos pruebas, una teórica y una experimental. Para la primera reconocen que se encuentran bastante preparados por el nivel que se exige desde las competiciones a nivel nacional, la ayuda de sus entrenadores y su estudio individual. Las dudas e inseguridades surgen en la parte práctica que es lo que menos trabajan en sus entrenamientos diarios, pero reconocen el apoyo del CIGB camagüeyano y de la Universidad de La Habana para completar su preparación.
Lo que comenzó como un gusto por la química para Roy, hoy lo ha llevado a aprenderla y comprender fenómenos que antes no entendía, pero que siempre despertaron su curiosidad. Actualmente, siente un poco de nervios por ser algo nuevo para él, pero dice dejarlos a un lado en el momento de enfrentarse a la prueba; y Marco, aunque con algunas dudas propias de estos días precedentes, dice no tener miedo de afrontar la competición.
Ambos lo tienen claro: obtener una medalla es la meta ahora. Para ello, confían en las horas de estudio, muchas veces hasta diez en la jornada, en el trabajo que no ha sido un día, o solamente el último mes; sino un entrenamiento constante desde su entrada a las aulas de concurso. El momento que vivirán no solo es la cumbre en su formación, es también el premio a los sacrificios y el esfuerzo de un camino largo de preparación. (Elia Rosa Yera Zayas Bazán/ Adelante Digital) (Fotos: De la autora)