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Radio Cadena Agramonte emisiora de Camagüey

Camagüey, Conrado Benítez, Maestra, educación primaria, transforma, amor y dedicación.

Ismaray, una maestra apasionada por la enseñanza preescolar. (+ Fotos y Audio)


Camagüey, 20 dic. - A Ismaray Sanabria Quintana le apasionan los niños pequeños, educarlos y formarlos, por eso no es de extrañar la dulzura con la que marca el camino de los infantes desde las edades tempranas como maestra de preescolar en la escuela Conrado Benítez de la ciudad de Camagüey.
 
Siempre le gustó trabajar con los pequeños, asegura esta educadora que no dudó en escoger la profesión que hoy desempeña hace 18 años y que le exige paciencia, dedicación y ternura. “Opté por la profesión desde el preuniversitario y luego en el trascurso de la carrera en el Instituto Superior Pedagógico, hoy sede de la Universidad Ignacio Agramonte, me enamoré”. 
Iniciar la enseñanza en un aula de preescolar en una escuela, constituyó un reto para quien imaginó su desempeño en círculos infantiles, explica mientras habla de las complejidades de los trazos, el análisis fónico, las actividades programadas, el desarrollo de autovalidismo, el aprendizaje, y los juegos. 

Por eso, desde sus primeros pasos en la escuela José Luis Tassende de la ciudad de Camagüey se enamoró de la educación, con el cariño y la retroalimentación que conlleva ser parte de la vida de los niños, una certeza que bien conoce esta madre a tiempo completo y que combina la enseñanza en la institución educativa y en el hogar junto a su hija de seis años. 
Quizás es ese un denominador común en ambos sitios, el amor, porque en la educación esa es la clave para lograr los resultados y los avances en el niño, parafraseando a Martí, es la tarea más noble y honrosa del mundo.
 
Asegura que el trabajo y la comunicación con la familia es esencial, más allá de los mensajes en los grupos de WhatsApp, las reuniones y actividades conjuntas, es vital el afecto y la sistematicidad de un vínculo que es necesario para el desarrollo de los pequeños.  
 
Se precisa dar el extra, investigar nuevos detalles, brindar curiosidades, auxiliarse de materiales, vincular las nuevas tecnologías y enamorarlos. Solo así se logra que comprendan los contenidos que son nuevos para ellos y donde poco a poco el juego deja de ser el centro de cada día para dar paso a los horarios docentes. 
 
 
Ve la educación como un método para forjar virtudes y compenetrarse con ellos, prepararlos desde su experiencia para la vida, y ese proceso lo disfrutan pequeños como Vanessa, quienes desde la espontaneidad de sus ideas comparten la dicha de narrar cuentos, y portarse bien para que su maestra esté contenta y realizada.

Por eso, la pasión por lo que se hace, la preparación, la superación, la creatividad e interés por los alumnos son los ingredientes que a Ismaray Sanabria Quintana no le deben faltar para ser un buen docente, uno especial que muchas veces se convierte en artista, en narradora, en la amiga. (Texto: Gladys Dailyn Morera Cordero) (Fotos: Yadira Núñez Figueredo). 
 
 


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