Por Orlando de la Cruz Barbán/Radio Cadena Agramonte.
barban@rcagramonte.icrt.cuEn la Historia de Cuba ocupan un importante espacio las ricas tradiciones combativas y las actitudes firmes e incorruptas de los revolucionarios que dedicaron sus vidas a la causa de la soberanía de la Mayor de las Antillas.
Entre ellos sobresale el mayor general Antonio Maceo, protagonista de la Protesta de Baraguá, calificada por José Martí como uno de los hechos más gloriosos de la nación.
El general Antonio era portador de 24 cicatrices, con tres balas alojadas en su cuerpo, como testimonio de sus servicios a la Patria, por la que peleó como un mítico guerrero cuyas hazañas aún son legendarias.
En la entrevista celebrada entre el general español Martínez Campos y Antonio Maceo en Mangos de Baraguá, el 15 de marzo de 1878, el jefe peninsular le ofreció a este dinero o la rendición, a lo que el cubano respondió: “…los hombres que, como yo, pelean por la santa causa de la libertad, romperán sus armas cuando se crean impotentes para vencer antes que mancillarse”.
En aquel memorable instante el general Antonio mantuvo el honor y la dignidad de la Patria, de tal manera que a la distancia de los años el Comandante en Jefe Fidel Castro aseguró que en Baraguá se salvó la gloria, se salvó la idea, y se salvó la bandera.
Baraguá también sirvió de inspiración a los asaltantes al cuartel Moncada, a los expedicionarios del yate Granma y a los gloriosos combatientes del Ejército Rebelde y de la lucha clandestina que combatieron a la tiranía de Fulgencio Batista, aupada por el imperialismo norteamericano.
El triunfo del primero de enero de 1959 ratificó la vigencia de la frase de Antonio Maceo: ”Los derechos no se piden, se conquistan con el filo del machete”.