Washington, 1ro. may.- Hasta hoy las autoridades de Estados Unidos irreconocen como un acto terrorista el ataque contra la Embajada de Cuba el 30 de abril de 2020, afirmó Rodibel Cardoso, primer secretario de la misión diplomática.
Son cinco años de impunidad, enfatizó Cardoso en declaraciones a Prensa Latina al referirse a los sucesos de aquel día, cuando un ciudadano de origen cubano identificado como Alexander Alazo, abrió fuego contra la legación, ubicada en la céntrica calle 16.
“Contamos 32 disparos con un fusil de asalto, eran las 2:05 de la madrugada”, recordó Cardoso, testigo del hecho.
Lamentablemente, «el autor de ese vil atentado tampoco ha sido enjuiciado en todo este tiempo», subrayó el funcionario.
Los proyectiles los dirigió hacia “la fachada principal de nuestra embajada y algunos de ellos impactaron al interior de la sede; alcanzaron también dos lámparas, toda la parte de la madera y la puerta, con un significativo daño”, explicó.
Además, está la evidencia en la estatua del Héroe Nacional José Martí, señaló al mostrar uno de los orificios que provocó entonces una bala en la escultura de bronce que preside la entrada del edificio, que ahora en su lobby tiene un sitial histórico, donde se conservan imágenes de lo ocurrido.
Poco antes, reunidos en el segundo piso de la sede diplomática, el colectivo de la Misión realizó un acto de reafirmación patriótica en el que reiteraron su rechazo al terrorismo que, por décadas, ha sufrido la nación caribeña.
Hace un lustro, en una de las más transitadas y populares calles de Washington DC, ante el ojo público, el perpetrador descargó su odio. Dentro del inmueble se encontraban 10 funcionarios cubanos, lo cual puso en peligro las vidas y la seguridad del personal de la Misión.
Según se conoció, Alazo planificó el atentado con suficiente tiempo de antelación y era poseedor de una licencia para portar armas. Era dueño de una pistola marca Glock, y previo al ataque obtuvo un fusil AK-47 y dos semanas antes visitó el área con fines de exploración.
Los informes demostraron que ese individuo se trasladó desde el estado de Pensilvania con el arma y las municiones hasta donde está ubicada la Embajada de Cuba.
Una denuncia inmediata de las autoridades cubanas expresó que el Gobierno de Estados Unidos incumplió su obligación de prevenir este ataque sobre el cual había señales suficientes.
Existe un historial serio de acciones violentas y hostiles, incluidos actos terroristas contra funcionarios del servicio exterior designados en Estados Unidos, tanto en Washington como en la Representación Permanente ante las Naciones Unidas en Nueva York.
En una de las arterias neoyorquinas fue asesinado el diplomático cubano Félix García el 11 de septiembre de 1980 y están documentados ataques directos con artefactos explosivos contra la sede de la Misión de la ONU en esa ciudad.
Las huellas que se conservan en la Embajada de Cuba son un permanente recordatorio de que ello fue resultado directo de una historia de hostilidad que alienta este tipo de acciones, comentó Cardoso, quien recordó que tres años después, en septiembre de 2023, «otro ciudadano lanzó cocteles Molotov contra la facha y nadie ha respondido tampoco, ni siquiera fue identificado el autor», concluyó. (Texto y Foto: PL)