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¿Qué representa el enviado de Estados Unidos en Cuba?


La Habana, 27 jun.- Como todo diplomático, la función del Encargado de Negocios de Estados Unidos en Cuba es representar al gobierno que lo designa. No hay otra opción. Por definición, encarna lo que hace y significa ese gobierno. No es ocioso entones pasar un poco de revista.

El gobierno que él representa es el que le impone a Cuba y a los cubanos una guerra económica despiadada con la meta de provocar escasez, angustia y sufrimiento en dimensiones suficientes que provoquen un estallido social. Ese gobierno tiene una responsabilidad grande y directa sobre los problemas económicos actuales de Cuba. No hay forma de negarlo, ni ocultarlo. Si faltara evidencia, basta con revisar algunos documentos oficiales del propio gobierno de Estados Unidos.

La tarea del enviado parece extenderse a intentar ejercer influencia sobre diplomáticos de otros países acreditados en Cuba para que se sumen al bloqueo y las presiones contra Cuba.

Se desconoce si explica eso con franqueza cuando pasea por un parque con su séquito mediático, si lo confiesa cuando va a las iglesias, si lo expone cuando inoportuna a un transeúnte o lo comparte con quienes invita a dialogar. Curiosamente no lo exterioriza en sus podscast, directas y otras formas de comunicación pública, tal vez como forma de cuidar la “discreción diplomática”.

No se sabe tampoco si se ha propuesto o ha logrado argumentar qué derecho tiene Estados Unidos para trazarse la meta de determinar qué y cómo ha de ser el futuro de Cuba, cómo debe organizarse este país y por qué tendrían que rendir cuenta los cubanos a los gobernantes estadounidenses sobre cómo se organiza la economía, cuál es el sistema político que más le conviene a Cuba o con qué países puede relacionarse y con cuáles no.

No se observa en las publicaciones frecuentes suyas y de su embajada referencia alguna a la complicidad, participación y absoluto respaldo al genocidio que comete Israel contra los palestinos, a las masacres de cientos de miles de personas en Gaza, incluyendo decenas de miles de niños. Uno debe suponer que su gobierno algo le habrá explicado.

No hay aporte explicativo sobre las redadas contra inmigrantes en su propio país, el maltrato policial contra políticos electos, los miles de ciudadanos encarcelados en detención indefinida, especialmente jóvenes de origen latino o afroamericano, sin que se les haya acusado de delito alguno.

Es particularmente curioso que el Encargado de Negocios tampoco haya tomado tiempo para abundar sobre un tema tan importante para los cubanos, los que viven aquí y sus familiares y allegados que en tiempos recientes se han asentado en Estados Unidos. No comenta sobre el cambio de posición del gobierno que él representa que, después de invitar, acoger y proteger a los cubanos que por cualquier vía han ingresado a ese país, se propone ahora expulsarlos sin la más mínima misericordia.

Son vacíos en la gestión del diplomático, que llaman la atención por el perfil público que él ha decidido asumir, pero con sesgo muy selectivo. (Texto: Luis Domínguez Castellanos/ Cubadebate) (Foto: Cubadebate)


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