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derechos, deberes, garantías, Código de la Niñez, justicia social

Una Ley inclusiva, equitativa y humana


Quién diría hace más de 60 años, cuando el poderoso vecino del norte impuso el cerco a la pequeña Isla, que en pleno siglo XXI Amalia, Abel, Emily, Diego, Valeria, Ariel y tantos niñas y niños cubanos tendrían una Ley que reconocería sus derechos, deberes, garantías y establecería principios para su desarrollo pleno en la vida presente y futura.

Es Cuba, que, a pesar del cerco económico, de la constante manipulación, la que solo aparece en los grandes medios comunicativos criticada y vilipendiada, la que se da el lujo de aprobar una Ley innovadora, intensa, robusta, que transitó por 17 versiones y en las que vertieron criterios desde los más consagrados académicos hasta la seño del círculo infantil, y las niñas y niños de cada rincón del país.

Producto plenamente cubano reconocido por organismos internacionales como referente para la región, luego de que un grupo multisectorial y cinco centros de estudio estuvieron perfeccionando y buscando consenso, llegó a la Asamblea Nacional del Poder Popular en su X Legislatura como un documento de 124 artículos revolucionarios.

Con el antecedente del decreto-ley 16 de 1978 Código de la Niñez y la Juventud, esta nueva ley se atempera a los tiempos que corren y reconoce en sus efectos a las personas comprendidas desde su nacimiento hasta que cumplan los 18 años de edad.

Estos niños, Amalia, Abel, Emily, Diego, Valeria, Ariel y otros y otras transitarán desde ahora y hasta los 18 años más protegidos, con derechos y deberes, amparados por una Ley que respeta su desarrollo, que los resguarda de fenómenos contemporáneos, de las guerras, del maltrato, del trabajo infantil, de los abusos sexuales…

Por más de dos años fueron canalizadas opiniones, se escucharon criterios con humildad, y en ningún caso se dejó de atender a una sola de las partes en los temas más agudos y sensibles.

De equidad y justicia social, integralidad en la protección de los derechos, participación social y otros puntos se habla en el Código; respeto, autonomía progresiva y responsabilidad aparecen como términos claros de que existe la voluntad de perfeccionar cada vez los derechos de esos grupos etarios, futuro de la nación.

En el libro primero del transformador documento reza: Equidad y justicia social. Las niñas, niños, adolescentes y jóvenes tienen las mismas oportunidades de desarrollo y bienestar en correspondencia con sus potencialidades, lo que puede requerir una atención diferenciada en situaciones específicas con el fin de lograr igualdad en el disfrute de los derechos.

¡Garantía! ¡Amor! ¡Voluntad! ¡Derechos! son sinónimos de este Código; Cuba otra vez vuelve a ofrecer lecciones de derechos humanos. El que quiera ver, que vea; el que no, que haga mutis; pero Amalia, Abel, Emily, Diego, Valeria, Ariel, con sus edades distintas, con sus caracteres diferentes, con sus sueños y alegrías avanzarán por el camino correcto, bajo esta Ley inclusiva, equitativa y humana. (Fuente: ACN)


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