Camagüey, 23 jul.- La doctora Rebeca Irene Escobar Casa desde muy joven siempre tuvo una conexión especial con los niños, esa pasión por la alegría infantil la llevó a decidir por la Pediatría. Para ella devolver una sonrisa a los rostros de los más pequeños se convirtió en su mayor satisfacción.
Se graduó con honores de la Facultad de Medicina y decidió especializarse en Nefrología pediátrica, entre otras materias a fines. Durante años dedicó su vida a cuidar de niños que enfrentaban enfermedades renales, un campo que requiere conocimientos médicos y grandes dosis de empatía y cariño.
Cada inafante que pasa por su consulta es un nuevo reto para esta galena que siempre se esfuerza por crear un ambiente cálido y acogedor, donde los pequeños puedan sentirse seguros y comprendidos.
A lo largo de su carrera ocupó varios cargos, que comenzó en el hospital del municipio de Nuevitas y luego el Pediátrico Provincial de Camagüey Doctor Eduardo Agramonte Piña, que considera su segunda casa, colectivo que atesora un significado especial en su trayectoria como pediatra, reconocida y querida por todos los que la rodean.
La dedicación y profesionalismo que la acompañan la hacen destacar entre sus colegas. Sin embargo lo que más valora es el vínculo que logra establecer con los pacientes y familias.
Para esta profesional del ejército de batas blancas cada historia es única y las sonrisas recuperadas es un triunfo personal.
Después de muchos años de servicio se jubiló pero su amor por la Pediatría no disminuye, en lugar de descansar decidió reincorporarse al mundo académico y a participar en proyectos de investigación sobre enfermedades renales infantiles. La vasta experiencia en la materia y su pasión por la enseñanza la convirten en una figura respetada y consultada entre sus estudiantes y colegas.
Para Rebeca ser pediatra es más que una profesión, es una vocación. Su obra se extiende más allá de las consultas médicas, es inspiración de las nueva generación de médicos a abordar la salud infantil con el mismo amor y dedicación que ella demostra a lo largo de su carrera.
Hoy en día es un ejemplo a seguir no solo por su destacada trayectoria profesional sino por su calidez humana.
Con cada clase que imparte y los proyecto de investigación que lidera siembra esperanza y amor en el corazón de quienes la rodean; su vida es un reflejo de lo que significa ser pediatra: un viaje lleno de desafíos, pero con recompensas invaluables. (Texto y fotos: Zenia Donet García/Radio Cadena Agramonte)