Asunción, 20 ago.- Desde el primer momento todos sabían que la final del salto largo varonil se antojaría difícil en Asunción 2025. Una jornada de mucha lluvia y con temperaturas alrededor de 15° Celsius hicieron que los resbalones en la tabla, el cuidado en la carrera y las contracturas marcaran el día. Sin embargo, Aniel Molina se las arregló para colgarse un oro que mucho vale en medio de tanta adversidad.
Es el segundo título del atletismo cubano en los Juegos Panamericanos Junior y llegó con una marca de 7.95 m, inalcanzable para el colombiano Jhon Valencia (7.39 m) y para el representante de Islas Caimán, Andrew Stone (7.37 m), los otros vencedores de la lluvia y el frío.
“Fue una competencia muy difícil, porque nos tocaron las peores condiciones del clima. Esperaba una marca superior, pero la lluvia no ayudó mucho”, explicó.
Aniel aseguró el título en su primera salida, con un brinco de 7.62 m que a la postre sería inalcanzable para el resto de los finalistas. Sin embargo, luego afianzó la corona con el decisivo 7.95 m, muy difícil de superar en una noche como esta.
“Para esto también son los entrenamientos, para saber ajustar detalles técnicos en situaciones como esta. Ahora atendí los consejos de mi entrenador y salí con fuerza a buscar el resultado”, comentó.
Luego de la segunda ronda, Aniel cometió cuatro nulos consecutivos, pero él asegura que allí incidió más su meta de buscar una marca mayor. “Quería un salto que me acercara al mundial de Tokio”, dice.
Aun así, el cubano cerró una noche feliz por su oro, pero también porque hoy no solo venció a once saltadores, sino que se impuso, a fuerza de talento y preparación, a algo tan inmenso como el clima. (Texto y Foto: Cubadebate)