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Laura Martínez de Carvajal, símbolo de perseverancia y lucha por los derechos de las mujeres


En 1869, específicamente el 27 de agosto, nació en La Habana Laura Martínez de Carvajal y del Camino, hija de una familia española radicada en la capital de la Mayor de las Antillas. 

Desde muy joven, Laura mostró una inteligencia excepcional, siendo una de las niñas más adelantadas de su época, que con el tiempo se convertiría en una figura destacada en las ciencias. A la edad de 4 años, ya aprendía a leer y escribir correctamente, y a los 10 años inició sus estudios de Bachillerato. Tras completar esta etapa académica, simultáneamente inició las carreras de Física y Matemática, las cuales concluyó en 1888, y la de Medicina y Cirugía, que finalizó poco antes de cumplir los veinte años. Así se convirtió en la primera mujer cubana en graduarse en esa especialidad en la antigua y prestigiosa Universidad de La Habana.

Durante ese tiempo, en Cuba prevalecían fuertes prejuicios sociales contra las mujeres en las profesiones académicas y médicas. La administración universitaria, en particular, le negó a Laura la posibilidad de practicar la disección de cadáveres junto con sus compañeros masculinos en el Anfiteatro del Hospital de San Felipe y Santiago, situado en la parte superior de la cárcel local, en su lugar, la obligaban a asistir los domingos y días festivos para hacer en solitario esa labor práctica que debía realizarse entre cuatro personas, lo cual dificultaba mucho su aprendizaje y comprensión de la anatomía humana, un conocimiento esencial para todo médico.

A pesar de los obstáculos, Laura se mostró decidida y persistente a las restricciones impuestas por las autoridades universitarias, que temían que los logros académicos de una mujer como ella pudieran eclipsar a otros estudiantes del género masculino, además de mantener el control sobre las oportunidades que se le negaban a las mujeres en ese tiempo. Sin embargo, su dedicación y esfuerzo lograron que, tras largas luchas y contratiempos, terminara sus estudios en 1889 en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, un centro sanitario reconocido por su innovación y calidad que, además, estaba considerado muy avanzado para su época.

Durante su etapa universitaria, conoció al doctor Enrique López, uno de los oftalmólogos más brillantes de Cuba en los finales del siglo XIX y principios del XX, con quien contrajo matrimonio el 20 de julio de 1889. Laura colaboró estrechamente con su esposo siendo uno de sus asistentes más efectivos y también ejerció la especialidad de oftalmología. Se considera que fue la primera mujer cubana en practicarla; juntos realizaron trabajos que recibieron varios reconocimientos en el ámbito médico.

Cuando su esposo enferma de tuberculosis y se ve obligado a permanecer largos períodos en cama, Laura Martínez de Carvajal asumió las operaciones y tratamientos oculares de los pacientes.

Tras la trágica muerte de Enrique López a causa de la enfermedad, Laura decidió alejarse de la práctica profesional y en 1917 se fue a vivir a la finca El Retiro, donde buscó recuperarse del duro golpe emocional. Pasaron los años, y, el 24 de enero de 1941 falleció a los más de 70 años de edad. Su vida dejó una huella imborrable en la historia cubana, siendo un ejemplo vivo de perseverancia, humanidad y avance en la lucha por los derechos de las mujeres en la ciencia y la medicina. (Texto: Arleén Calvo Lacal) (Foto: Tomada de Internet)


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