EE.UU, 13 sep.- Como era de esperar con el regreso de Donald Trump al poder, y especialmente con Marco Rubio, un acérrimo anticastrista, al frente del Departamento de Estado, se ha intensificado la campaña para presionar a los gobiernos regionales a que pongan fin a los programas de cooperación sanitaria con Cuba. Con el pretexto de defender los derechos humanos y afirmar que los médicos de la isla son víctimas de "trabajo forzado", Estados Unidos no ha dudado en amenazar con restricciones de visado a los funcionarios de los gobiernos que han acogido a brigadas médicas cubanas. Esto ha obligado a algunos países de la región a ceder, a pesar de las necesidades sanitarias internas.
Desde México hasta Guyana y Pakistán, los médicos cubanos suelen ser enviados a barrios desfavorecidos o a las zonas más remotas de los países de acogida. Ya sea por solidaridad, en respuesta a emergencias sanitarias (ébola, COVID-19) o desastres naturales, o mediante acuerdos interestatales de prestación de servicios, 20.000 profesionales sanitarios cubanos se encuentran actualmente desplegados en casi 60 países.
Esto proporcionará al gobierno cubano una importante fuente de ingresos en un momento en que la isla atraviesa una brutal crisis económica, en un contexto de un bloqueo cada vez más recrudecido, cuyo impacto en el sistema de salud ha costado ya más de 3.400 millones de dólares, según Omar Stainer, especialista del Ministerio de Relaciones Exteriores en La Habana.
— La salud siempre ha sido reconocida como uno de los grandes logros de la revolución cubana. ¿En qué medida se ve afectado este sector por la crisis económica que atraviesa la isla?
—Una de las primeras medidas introducidas tras el triunfo de la Revolución de 1959 fue establecer el principio del acceso universal y gratuito a la atención médica. Esto requirió destinar una parte significativa del presupuesto estatal al sector salud , como nos recuerda un eslogan presente en muchos centros hospitalarios de nuestro país: « La atención médica es gratuita, pero tiene un costo ».
En las últimas seis décadas, el daño causado por el gobierno estadounidense y sus políticas criminales contra nuestro sistema de salud ha ascendido a más de 3.400 millones de dólares. Por lo tanto, el gobierno asigna mayor o menor presupuesto a la salud según sus recursos, pero nadie puede negar que la crisis de los últimos años ha afectado visiblemente la vitalidad de los servicios y la disponibilidad de equipo médico.
Aunque ningún hospital ha cerrado, los médicos deben reinventarse a diario y buscar alternativas, ya que sus condiciones laborales son muy difíciles y no siempre cuentan con todos los medicamentos que necesitan. Además, deben lidiar con la escasez de artículos y equipos básicos, consumibles y reactivos.
— ¿El envío de médicos al exterior alimenta las dificultades del sistema nacional cubano?
— Calculo que más de 20.000 profesionales cubanos se encuentran actualmente desplegados en casi 60 países, principalmente en dos áreas: la cooperación sanitaria internacional y la exportación de servicios de salud. Ambas representan una necesidad real.
La primera es porque forma parte de la esencia misma de nuestra Revolución. La cooperación nunca ha cesado, incluso cuando nuestro país atraviesa las peores circunstancias. La segunda es diferente: representa una fuente de ingresos que nos permite apoyar financieramente el sistema nacional de salud.
Sin embargo, en ambas modalidades se tiene en cuenta el principio de racionalidad para satisfacer las necesidades de la isla. Además, si bien considero que el número de profesionales que trabajan en Cuba ha disminuido, no olvidemos que la formación continúa. Por lo tanto, podemos afirmar que parte de las plazas que dejan quienes abandonan el país son ocupadas por recién graduados, aunque esto no siempre es posible.
Sin embargo, el verdadero problema es la implementación por parte del gobierno estadounidense de una estrategia de boicot a los acuerdos médicos que Cuba firma con otros países. Hoy en día, los gobiernos que aspiran a beneficiarse de los servicios de las brigadas médicas cubanas se exponen a acusaciones de complicidad en la trata de personas y el trabajo forzado.
— La estrategia de boicot impulsada por Washington no es nueva. ¿Cuáles son sus características desde el regreso de Donald Trump al poder?
— Hasta la administración de George W. Bush (2001-2009), la imagen que se daba en los medios a los profesionales de la salud cubanos enviados al exterior era la de un "agente": un espía, un adoctrinador comunista, que les quitaba trabajo a los médicos locales.
Este enfoque cambió tras la llegada al poder de Barack Obama: ahora Estados Unidos intenta establecer un vínculo entre las convenciones médicas internacionales cubanas y el "trabajo esclavo". Los médicos ya no tienen un papel activo ni una imagen negativa, pues ahora se les presenta como "víctimas del gobierno".
El gobierno estadounidense intenta hacer creer que la relación entre los médicos cubanos y su gobierno es similar a la de un esclavo y su explotador. Los profesionales de la salud supuestamente están controlados mediante la violencia y las amenazas, y reciben solo sumas mínimas para apenas sobrevivir (durante sus misiones en el extranjero, nota del editor). Nunca se menciona que el dinero restante se utiliza, por contrato, para mantener a flote el sistema nacional de salud cubano.
— Por el contrario, se insinúa que miembros del gobierno se enriquecen a costa de los médicos enviados al extranjero...
— Sin duda, se habla de malversación de fondos, con el apoyo de ciertos medios de comunicación que intentan convertir una labor loable, reconocida por la Organización Mundial de la Salud, en algo detestable. Pero no pueden ocultar la realidad: cientos de miles de personas atendidas e incluso vidas salvadas gracias a los médicos cubanos en todo el mundo. (Texto y Foto: Cubadebate)