
Con independencia de la organización que se aplique en cada centro de trabajo, fundamentado en principios científicos, la laboriosidad es un peldaño significativo, no el único, para elevar la eficiencia y hacer que crezca la producción.
Ahora bien, si en lo individual va acompañado de una práctica consciente de la calidad, entonces podemos decir que el camino emprendido es el ideal.
El país en su modelo de gestión económica busca perfeccionar el sistema empresarial, de manera que la autonomía prevalezca, acuñada por la competitividad.
¿De los escasos recursos financieros de la nación cuántos dedica a importar productos que bien pudieran lograrse? El ejemplo más fehaciente es la producción agropecuaria.
El país tiene que asentarse en la idea de potenciar la mentalidad exportadora, la cual se revierte en ingresos para solventar otras necesidades perentorias.
El binomio laboriosidad-calidad debe marchar de la mano, como eje para el fortalecimiento de la economía cubana, sometida a un férreo y recrudecido bloqueo económico, financiero y comercial por parte del gobierno estadounidense.
En el V Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel, primer secretario y presidente de la República, dijo una frase que viene como anillo al dedo: “En la economía hay que romper el círculo vicioso y convertirlo en un círculo virtuoso”. (Enrique Atiénzar Rivero, colaborador de Radio Cadena Agramonte) (Foto: Tomada de PL)