Camagüey, 19 sep.- La responsabilidad de mitigar riesgos, responder ante crisis y garantizar una recuperación efectiva constituye la esencia del trabajo preventivo que realiza la Defensa Civil en Cuba ante la ocurrencia de desastres naturales o situaciones excepcionales.
Durante la temporada ciclónica, que va del 1 de junio al 30 de noviembre, este sistema integrado, conformado por todas las fuerzas y recursos de la sociedad y del Estado, tiene la misión de proteger a las personas, sus bienes, así como la infraestructura social, la economía y los recursos naturales del país.
Cada año, el paso de fenómenos tropicales por la región del Caribe pone a prueba la capacidad y la valentía de hombres y mujeres que integran este organismo, creado por la Revolución y formalizado el 11 de julio de 1966. Su surgimiento fue una respuesta a la traumática experiencia del huracán Flora, que azotó la parte oriental de Cuba el 4 de octubre de 1963.
Este meteorológico ingresó en tierra en la costa sur de la entonces provincia de Guantánamo, con vientos máximos sostenidos de aproximadamente 165 kilómetros por hora, clasificándose como huracán de categoría 2 en la escala Saffir-Simpson. Nadie podía imaginar que, en las horas siguientes, ese evento estremecería al país, causando el segundo mayor desastre natural en la historia de Cuba, solo superado por el huracán del 9 de noviembre de 1932 en Santa Cruz del Sur, en la provincia de Camagüey.
El movimiento lento y errático de Flora hizo que su centro y gran parte de su circulación permanecieran sobre las antiguas provincias de Oriente y Camagüey durante casi cinco días. Esto provocó intensas precipitaciones en un área de aproximadamente 63,000 kilómetros cuadrados, causando inundaciones y devastando numerosos poblados y comunidades debido a las crecidas de ríos y arroyos que alcanzaron niveles sin precedentes.
No se puede recordar la tragedia del huracán Flora sin mencionar la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien encabezó en el propio escenario de la emergencia las operaciones de rescate y salvamento junto a otros altos dirigentes de la Revolución. Su liderazgo fue fundamental para coordinar las acciones que permitieron salvar vidas y minimizar daños.
Desde entonces, la activación de planes de contingencia, los avisos de alerta temprana, las evacuaciones en zonas de alto riesgo, la operación de centros de protección y la comunicación constante con la población han sido medidas esenciales de la Defensa Civil Cubana. Estas acciones buscan mantener la calma, brindar información clara y oportuna, y garantizar la seguridad de la población ante cualquier emergencia.
Desde su creación, la Defensa Civil en Cuba ha demostrado que la preparación y la respuesta temprana son clave para reducir el impacto de los fenómenos meteorológicos en la región del Caribe. La protección de las personas, sus bienes y los recursos naturales y estatales continúa siendo una prioridad, reafirmando el compromiso del país con la seguridad y el bienestar de su población frente a los riesgos naturales. (Gleibis Gómez Durva/Radio Cadena Agramonte) (Foto: Tomada de Internet)