Argentina, 21 sep.- La Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, vivió una jornada cargada de simbolismo. En la Sala de las Américas aún resonaban los ecos de la Marcha Federal Universitaria cuando León Gieco recibió el título de Doctor Honoris Causa. El acto cerró un día de movilización y reafirmación del compromiso con la educación pública, gratuita y de calidad. La distinción al músico se convirtió en un homenaje a su trayectoria artística y social.
El rector Jhon Boretto entregó el diploma al artista santafesino. Lo acompañaban en el escenario los impulsores del reconocimiento y el intendente Daniel Passerini, quien celebró con entusiasmo cada intervención del cantautor. Más de mil personas asistieron al evento, entre ellas estudiantes, docentes, no docentes y figuras destacadas como Rita Segato y Adriana Puiggrós. En varios momentos, el público repitió el canto que había marcado la jornada: “Universidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode”.
León Gieco compartió recuerdos personales al tomar la palabra. Relató que conoció al ángel de la música a los dos años, cuando sus abuelos cantaban canzonettas italianas y servían bagna cauda. A lo largo de su vida compuso 400 canciones y grabó 50 discos. Por eso, decidió entregar sus reconocimientos al ángel de la música, a quien consideró más importante que él.
La UNC suma a Gieco a una lista de personalidades distinguidas con el mismo título. Entre ellas figuran Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Quino, Roberto Fontanarrosa, Taty Almeida, Sonia Torres, Evo Morales, Rafael Correa y Pepe Mujica. El músico ya había recibido el doctorado honoris causa en 2019 por la Universidad Nacional de Río Cuarto y pronto lo obtendrá también de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Favaloro.
Durante el acto, el intendente Passerini entregó a Gieco la distinción de Huésped de Honor de la ciudad y la declaración de interés municipal por su nombramiento. El músico recordó su presentación en La Perla el 24 de marzo de 2012 y pidió acompañar la búsqueda de restos de desaparecidos en el marco de la causa “Enterramientos Clandestinos”. El Equipo Argentino de Antropología Forense retomó recientemente los trabajos en la Reserva Natural de la Defensa, contigua a ese sitio de memoria.
Gieco reafirmó su compromiso con causas sociales. Expresó su adhesión a las marchas por el Hospital Garrahan, a las rondas de los jubilados cada miércoles y a la reciente Marcha Federal Universitaria. Su trayectoria mantiene una coherencia que se sostiene con el paso del tiempo.
Nicolás Arata, presidente de la Sociedad Argentina de Investigación y Enseñanza en Historia de la Educación, presentó al homenajeado. Destacó que Gieco enseñó que la cultura es la sonrisa, que todo está guardado en la memoria y que la guerra no puede ser indiferente. También se sumó a las voces que exigen un alto al genocidio en la Franja de Gaza.
Gabriela Lamelas, docente de la Facultad de Filosofía y Humanidades, explicó que la distinción se fundamenta en la calidad humana y la trayectoria social del artista. Valoró su compromiso con los derechos humanos y las causas de los desposeídos. Señaló que su música ofrece una experiencia estética que visibiliza injusticias y forma parte de la sociabilidad juvenil y estudiantil de generaciones. Su cancionero popular contribuyó a desarrollar sensibilidad crítica, memoria e imaginación hacia mundos más inclusivos.
José López, docente del departamento de Música de la Facultad de Artes, reflexionó sobre el valor de la música. Afirmó que no se trata de un entretenimiento ni de un privilegio, sino de algo más importante que el dólar blue o la llegada del hombre a la luna. Recordó que Gieco imaginó un país libre, pacífico y con un presidente que ame la vida y enfrente la muerte. Cerró su intervención con una frase que sintetizó el sentimiento general: “Hacen falta muchos más leones como vos y no como otros. Hiciste y hacés de nuestro mundo un lugar mucho mejor. Felicitaciones, doctor”.
La música acompañó cada momento del acto. La Orquesta Juvenil Eva Perón del Ipem N° 5 y la Red de Orquestas Barriales presentaron a más de 30 niños y niñas de barrios populares. Gieco saludó a los pequeños músicos con una sonrisa. Luego se presentó La Otra Orquesta, dirigida por José López.
El cierre tuvo un tono íntimo y conmovedor. Raly Barrionuevo subió al escenario y definió a Gieco como lo más parecido a un padre, tanto en la música como en la vida. Relató que, tras una gira con la banda de Gieco, comentó que nunca había visto el mar. Meses después, recibió una invitación para una nueva gira que comenzaba en Mar del Plata. Allí, junto a León, contempló el amanecer en el puerto. Barrionuevo comparó ese momento con el cuento de Eduardo Galeano “Ayúdame a mirar” y afirmó que Gieco le mostró una puerta, detrás de la cual encontró el resto de su vida.
Barrionuevo interpretó fragmentos de “Hombres de hierro”, “Río y mar”, “Todos los días un poco” y “Don Sixto Palavecino”. Luego, Gieco se acercó con su guitarra y su armónica. Juntos cantaron “Cachito, el campeón de Corrientes”, “El país de la libertad”, “La memoria”, “El fantasma de Canterville”, “La cultura es la sonrisa” y “Cinco siglos igual”.
Antes de la última canción, Gieco ofreció un mensaje final. Habló de la paz sin banderas y denunció que los países que más hablan de paz son los que fabrican armas. Cerró con su guitarra, su voz y su armónica, pidiendo solo a Dios. (Texto y Foto: Cubadebate)