
La Habana, 19 dic.- Al intervenir en la plenaria del sexto período de sesiones de la X Legislatura del Parlamento, el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, agradeció a los diputados los profundos, responsables y breves debates que han permitido abordar asuntos cruciales de nuestra realidad.
Solo una auténtica asamblea del pueblo está en condiciones de enfrentar, con sentido de urgencia, serenidad, realismo y compromiso, los colosales desafíos que enfrenta la nación en este momento y orientarse hacia el futuro, dijo el presidente.
Comentó que en esta sesión de la Asamblea, se han discutido y aprobado el Plan de la economía, el Presupuesto del Estado, el Programa de gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía, la Ley de ciencia, tecnología e innovación, entre otros temas. Son temas que están conectados entre sí y conforman un desafiante conjunto de tareas necesarias para hacer frente a la compleja situación del país, así como a los riesgos y amenazas que se ciernen sobre la región latinoamericana y caribeña, dijo.
Afirmó que vivimos un momento extremadamente complejo para la economía y la vida cotidiana del pueblo, que exige respuestas más profundas, rápidas y responsables.
El presidente comentó que no se trata de una crisis más; es la acumulación de distorsiones, adversidades, dificultades y errores propios, agravada por un cerco externo extremadamente agresivo y por un contexto internacional incierto y peligroso para objetivos vitales como proteger la paz, promover el desarrollo y otros asuntos esenciales de la agenda global.
Este contexto se ha vuelto peligroso también para la supervivencia del multilateralismo, el derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y las normas que han sustentado las relaciones internacionales durante ocho décadas. Esta amenaza se manifiesta de modo singular en la impunidad con que se permite una agresión genocida contra el pueblo palestino, subrayó Díaz Canel.
Agregó que la doctrina impulsada por Estados Unidos, a la que denominan con el indignante nombre de “paz mediante la fuerza”, consiste, en esencia, en imponer a todos la voluntad arbitraria y el dominio del imperialismo estadounidense mediante amenazas, coerción e incluso la agresión directa.
El actual abanderado de la Doctrina Monroe y de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, recientemente publicada, ignora y pone en peligro el estatus de la región como Zona de Paz, firmemente proclamado desde 2014. El texto exhibe, sin pudor, las ambiciones de un poderío unipolar que responde a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, a costa de los derechos inalienables de los países del área, subrayó.
Esa política de EE.UU., dijo Díaz Canel, declara sin tabúes la pretensión estadounidense de apropiarse de los recursos y riquezas naturales que pertenecen a las naciones soberanas del hemisferio occidental y a sus respectivos pueblos. “Esto explica el impulso a los planes para establecer bases militares de Estados Unidos en diversos países, la presencia militar exagerada y agresiva en el mar Caribe y las amenazas crecientes y provocadoras contra Venezuela con pretextos tan insostenibles que cambian en cuestión de días”.
El presidente afirmó que el secretario de Estado, el secretario de Defensa y otros oscuros personajes de las guerras sucias contra la región han logrado encauzar al aparato de política exterior de Estados Unidos hacia un conflicto aparentemente sin salida. “La amenaza de guerra abierta o encubierta contra Venezuela es un acto criminal del derecho internacional”.
El asalto y secuestro de un buque tanque de combustible y la apropiación ilegal de su carga —actos calificados como piratería y terrorismo marítimo—, las detenciones y ejecuciones extrajudiciales realizadas a la vista del mundo con ataques aéreos contra embarcaciones en alta mar, las incursiones provocadoras de aviones de guerra estadounidenses en el espacio aéreo venezolano, y la pretensión de sustituir por la fuerza, por segunda vez, al gobierno bolivariano para imponer uno seleccionado en Washington —como se intentó con el caso de Guaidó—, son todos actos contrarios al derecho internacional, senaló Díaz Canel.
De acuerdo con el presidente, Estados Unidos ha llegado al extremo de declarar la peligrosa intención de bloquear total y completamente cualquier buque petrolero que se dirija a Venezuela. “Se trata de una brutal y peligrosa medida de tiempo de guerra contra un país que no representa ninguna amenaza para ellos”.
Al respecto, enfatizó: “esto muestra la desesperación impotente de quienes han apostado a la rendición de esa hermana nación frente a la ofensiva violenta de una camarilla que se ha apoderado de la política exterior y de los mecanismos de poder de Estados Unidos”.
El presidente refirió que en la reciente Cumbre del ALBA tuvimos la oportunidad de reafirmar, en los términos más firmes y categóricos, la condena a las amenazas y acciones agresivas contra la hermana República Bolivariana de Venezuela, y el absoluto respaldo y solidaridad de Cuba con esa nación latinoamericana y caribeña.
“De manera casi paralela, y desde mucho antes también, contra Cuba se ejerce una agresión económica incesante, con un recrudecimiento criminal del bloqueo y la injustificada inclusión del país en la estúpida y arbitraria lista de estados que supuestamente patrocinan el terrorismo. Esto se traduce en el constante sabotaje de las transacciones comerciales y financieras con prácticamente cualquier mercado del mundo.
“También se manifiesta en acciones directas e indirectas —promovidas por el gobierno de Estados Unidos y que hemos denunciado reiteradamente— dirigidas a interferir en el desempeño macroeconómico interno, promover la inflación y deprimir sustancialmente el poder adquisitivo de la población”, subrayó.
Díaz Canel dijo que la agresión del imperialismo ha continuado haciendo uso de su poder monopólico sobre los medios de comunicación y las infraestructuras tecnológicas de las redes digitales para promover la desesperanza y el desencanto, irritar, desorientar y confundir, alimentar la especulación y erosionar la confianza en el liderazgo de la Revolución, atacando en el fondo la fibra emocional de la nación cubana.
“Incluso esperando a la actividad perniciosa y mendaz de su representante diplomático en Cuba, insisten en tratar de dañar los vínculos con otros gobiernos, propósito al que escalan con métodos inmorales en el ataque persistente y difamatorio contra la solidaria cooperación médica internacional de nuestro país”, señaló.
El presidente reconoció que 2025 fue un año de grandes desafíos, en el que la autoridad, el prestigio y la trayectoria solidaria del país se hicieron patentes.
Recordó que la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas que reclama el fin del bloqueo recibió, como siempre, el respaldo unánime de la comunidad internacional, a pesar de las sucias gestiones, las brutales presiones del gobierno de Estados Unidos y las falacias que este difunde sobre Cuba.
Asimismo, la inserción de Cuba como país socio en el grupo de los BRICS constituye un claro reconocimiento al papel y liderazgo de la Revolución Cubana entre las naciones del Sur.
Dijo que este también ha sido un año de movilización consciente de los movimientos de solidaridad con Cuba, de fuerzas políticas, movimientos populares y organizaciones de la sociedad civil en todas las latitudes. “Hemos continuado ampliando los vínculos en diversas regiones del mundo y orientando la política exterior a expandir los lazos comerciales y las oportunidades de inversión”.
El presidente comentó que continúan fortaleciéndose las relaciones con los cubanos que residen en otras naciones, con quienes, en el año que culmina, se han ampliado los contactos, su participación en eventos nacionales y su incorporación a proyectos comerciales, económicos y de desarrollo para el bien de nuestra sociedad.
Reiteró que es mucho lo que nos toca enfrentar y resolver en lo interno, comenzando por la determinante esfera económica. “Para analizar la situación actual del país hemos sido realistas y autocríticos, pero también hemos reafirmado la confianza en la capacidad de resistencia y victoria del pueblo cubano. La Patria no se rinde”.
De acuerdo con el presidente, nos guían tres principios: unidad, continuidad y resistencia creativa. “Unidad en torno al Partido, la Revolución y el ideario marxista, martiano y leninista. Continuidad del legado histórico y de la obra que construimos. Resistencia creativa para, a pesar de las carencias, crear, innovar y salir adelante”.
“Hoy cumplimos una sesión de trabajo intensa, profunda y de vital importancia para el presente y futuro de la nación. Hemos abordado con el espíritu crítico y revolucionario que nos caracteriza temas medulares que tocan el corazón del proyecto socialista que defendemos y construimos entre todos.
“Nadie en Cuba necesita que le expliquen que la economía está en tensión. Se siente en las colas, en el bolsillo, en los apagones, en el transporte que no llega y en el plato de comida que escasea. Venimos de años de decrecimiento del producto interno bruto negativo, alta inflación, desabastecimiento, crisis energética y caída de ingresos externos.
“En este contexto es decisivo que el Parlamento transmita una señal clara: se reconoce la magnitud de la crisis, no se maquilla la realidad y, al mismo tiempo, se ratifica la voluntad política de cambiar lo que tenga que ser cambiado para defender la justicia social y la soberanía nacional‚, dijo el presidente.
Díaz-Canel se refirió al trabajo la víspera en la Comisión Económica, donde se desarrolló un intenso debate sobre la urgencia de incrementar la producción nacional para posicionarla como un pilar fundamental en el despegue económico. “Persisten insuficiencias que no logramos superar, las cuales, por una parte, afectan el consumo nacional y, por otra, limitan las exportaciones, privándonos de importantes recursos financieros”, dijo.
Señaló que un país cuyas finanzas son asediadas por sus enemigos está obligado a gestionar con rigor y eficiencia sus ingresos en divisas, imprescindibles para enfrentar los problemas y realizar inversiones clave en la generación térmica, la industria de medicamentos, el transporte público, entre otros sectores.
“Deberán ponerle el rostro a los incumplidores, porque en sus incumplimientos se pierden millones de dólares que estaban planificados para la economía. En síntesis, se impone la rendición de cuentas y el análisis oportuno de qué está fallando, con soluciones concretas para cada caso”, enfatizó.
Comentó, además, que mientras no hagamos eso y nos quedemos en el análisis de informes descriptivos y diagnósticos que no resuelven nada, no vamos a cambiar la situación económica. “Necesitamos un método de trabajo real: estabilización macroeconómica, corrección de distorsiones e impulso productivo, no como consignas, sino como un sistema de decisiones concretas con plazos y responsables definidos. Ese es el reto que hoy aquí ratificamos. No hay espacio para la contemplación resignada de la crisis‚.
Agregó que la estabilización macroeconómica no es un fruto tecnocrático; es la condición para que el salario valga, para que el mercado funcione —no para sí mismo, sino para garantizar una política social sostenible—. “El Programa de gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía no puede seguir siendo solo un documento de referencia; tiene que convertirse en la hoja de ruta obligatoria de todos los organismos, empresas y territorios”.
El presidente dijo que los debates de esta sesión han confirmado los principales retos: reducir la vulnerabilidad energética y la dependencia de la importación de combustibles; recuperar capacidades productivas, especialmente en alimentos, energía e industria básica, con la participación articulada y comprometida de todos los actores económicos; mantener las reglas que limitan el déficit fiscal y la inflación para defender el poder adquisitivo del salario y de las pensiones; aumentar y diversificar los ingresos externos, en particular a través del turismo, la exportación de bienes y servicios, las remesas y la inversión extranjera; y proteger a los sectores más vulnerables de los impactos derivados de los ajustes de precios y subsidios.
“Todos esos objetivos ya se estaban trabajando, y ahora hay que tomar decisiones definitivas”, subrayó Díaz-Canel.
Señaló que las transformaciones que debemos hacer no son sólo estructurales, sino también de mentalidad. “Esto se refleja en lo cotidiano, en las cosas que se traban o simplemente no avanzan por falta de flexibilidad o por esquemas que no funcionan para estos tiempos y bajo circunstancias tan adversas”.
El presidente enfatizó en que el único límite a la flexibilidad es aquello que atente contra nuestros principios: la autodeterminación, la soberanía y la independencia nacional. “Fuera de eso, debemos promover cada vez más, y sin temor, toda iniciativa que nos ayude a sortear los poderosos obstáculos que pone el enemigo y a salir adelante”, dijo.
“Nadie ha descrito cómo se construye el socialismo en un país que nació a su real independencia luego de más de cuatro siglos de colonización y 60 años de dominación neocolonial. Nadie como Cuba puede hablar de lo que significa impulsar su desarrollo con justicia social tras la desaparición repentina del campo socialista al que estaba integrada.
“Nadie puede contarnos qué significa resistir ejemplarmente, pero con un costo económico y social elevado, una política infame de cerco y de persecución feroz como la que sufre Cuba. Esta historia la estamos escribiendo nosotros, los cubanos, el pueblo de Cuba, cada día y ahora mismo.
“Son herramientas que expresan la voluntad política de priorizar la atención al pueblo, la inversión en lo estratégico y la búsqueda constante de la eficiencia”, comentó el presidente.
Díaz-Canel denunció que el cerco financiero nos aflige de manera criminal, pero aquí no hay espacio para el terrorismo. “Nuestra respuesta es mayor creatividad, mayor disciplina, mayor control y una lucha sin cuartel contra lo que nos frena: los ladrones, la burocracia, la indolencia y la corrupción”.
“Los burócratas, los indolentes y los corruptos son la negación misma de la Revolución, porque en sus actitudes se niega al pueblo, que es la esencia y el sentido de nuestro proyecto. Y voy más allá, porque ellos anidan la traición. Lo hemos visto varias veces a lo largo de la historia, pero también hemos sido testigos de la capacidad antídoto de la Revolución para purgarse de los traidores. Y ese antídoto está en el pueblo, que, bien templado, hace caer la máscara del simulador”, subrayó.
En cuanto al Plan de la economía y el Presupuesto del Estado, el presidente dijo que hemos reconocido las tensiones, la inflación y el déficit del PIB en varios sectores. “Pero también hemos reafirmado que corregir las distorsiones y reimpulsar la economía no es una opción, sino una batalla concreta por la estabilidad y la unidad popular”.
“Esa batalla exige rigor económico, pero también justicia social, porque no aceptamos un modelo que sacrifique la equidad en nombre de la eficiencia”, comentó.
De acuerdo con Díaz-Canel, el Plan de economía analizado en la Asamblea es un plan de ofensiva y reajuste profundo que busca priorizar la producción de alimentos, liberando trabas, garantizando insumos básicos y, sobre todo, generando incentivos reales para el productor, tanto estatal como no estatal.
Su objetivo es acelerar las inversiones y las soluciones operativas en el sistema electroenergético nacional, combinando la reparación de termoeléctricas con una mayor eficiencia y el crecimiento de las energías renovables. También se propone ordenar y transparentar la asignación de divisas, de modo que se favorezcan los sectores que exportan, sustituyen importaciones y abastecen el mercado interno con producciones propias, explicó.
El presidente subrayó que es fundamental dar autonomía real a la empresa estatal socialista para elevar la productividad y la eficiencia, exigiéndole resultados medibles sin tolerar la inercia ni el inmovilismo. “El éxito en 2026 no es solo cumplir el plan; es demostrar que este se convierte en cambio visible en los territorios y en la vida del pueblo”.
En cuanto al Presupuesto aprobado en esta sesión —centrado en la producción de alimentos, los servicios esenciales y los programas sociales—, comentó que debe ejecutarse con transparencia y rigor, “y nos corresponde velar porque así ocurra”.
“Como se ha visto, este presupuesto parte de restricciones severas, pero preserva la prioridad de la salud, la educación, la seguridad social y la protección a los más vulnerables”, apuntó.
El presidente enfatizó en que la transición de subsidios a productos hacia subsidios a personas tiene que hacerse con cuidado, transparencia y participación, para no dejar a nadie desamparado.
“Debemos exigir que cada peso del presupuesto tenga un respaldo productivo o social verificable; que se reduzcan drásticamente los gastos improductivos, los proyectos que no aportan valor y las estructuras que no generan resultados; y que los territorios asuman mayor responsabilidad en la captación de ingresos y en el uso eficiente de los recursos. No se trata de ajustar por ajustar; se trata de ajustar para crecer con equidad y sostenibilidad”, comentó.
Sobre el Programa de gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía, el presidente dijo que este no es un simple ajuste técnico; es una necesidad revolucionaria para perfeccionar nuestro socialismo en construcción, hacerlo más próspero, sostenible y justo.
“Comprendemos las preocupaciones y los impactos que algunas medidas pueden tener en la vida cotidiana. Pero, tal como se ha explicado en esta tribuna y en todos los espacios del país, la inacción sería el mayor de los riesgos”.
“Debemos ordenar lo que está desordenado, valorar adecuadamente nuestro trabajo, estimular el esfuerzo productivo y cerrar el paso a las ilegalidades y los desequilibrios. Este programa es un llamado a la participación consciente de todos, a que cada cubano y cubana, desde su puesto, sea protagonista de la rectificación y el avance”, subrayó Díaz-Canel.
De acuerdo con el presidente, el Programa tiene objetivos claros: ordenar precios y tarifas, estabilizar el tipo de cambio, mejorar la relación entre el sector estatal y el no estatal, incentivar la producción y proteger a quienes menos tienen. “Todo esto será enriquecido con los debates que se están sosteniendo en este momento en las bases y gobiernos locales”.
“El Programa de gobierno que hemos aprobado busca precisamente corregir las distorsiones, fortalecer al Estado Socialista como motor del desarrollo y abrir el paso a todas las formas de gestión que aporten al país. No podemos permitir que la dualidad monetaria, la falta de incentivos productivos o la burocracia diluyan el esfuerzo del pueblo.
“El problema ya no está en la falta de diagnóstico, sino en la velocidad y la consistencia de la implementación”, dijo.
Agregó que es necesario subrayarlo: cada ministerio, organismo y gobierno territorial debe presentar programas concretos para la ejecución del programa, con metas trimestrales y rendición de cuentas públicas.
“Las medidas que demuestren ser ineficaces o contraproducentes deben rectificarse sin demora, con humildad política y agilidad técnica. Debe revisarse y fortalecer la comunicación con el pueblo, explicando qué se hace, por qué se hace, qué efecto se espera y en qué plazos. Nos falta innovación en la comunicación como ciencia. No es solo qué se dice, sino cómo se dice. Un programa que no se entiende o no se siente controlado termina percibiéndose como una suma de improvisaciones. Para evitarlo, es imprescindible perfeccionarlo y construir consenso a través de la consulta popular que ya está en marcha”, dijo.
El presidente recordó que en estos días hemos debatido y aprobado la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación, un instrumento jurídico esencial para trazar el camino hacia la soberanía tecnológica y el desarrollo que necesitamos.
“Debemos convertir a la ciencia y la innovación en motores de inclusión en cada sector de la sociedad. Esta ley es un paso firme en esa dirección, para que el conocimiento creado por nuestro talentoso pueblo se traduzca en soluciones concretas. La ciencia no puede quedar en los laboratorios; debe convertirse en soluciones prácticas para la producción, la energía, la salud y la vida cotidiana de las personas”.
Señaló que el país no tiene reservas infinitas de recursos materiales, pero sí posee reservas de talento científico, técnico y académico que no siempre se aprovechan. “Las decisiones económicas y de planificación deben apoyarse en la ciencia, los estudios, las modelaciones y la evaluación de impacto. Universidad, empresa y territorio tienen que integrarse en un mismo ciclo innovador. La innovación no es solo tecnológica; también es organizativa, de gestión, de participación popular, de comunicación y de control social. Deben dejar de ser un complemento para convertirse en motores del cambio económico que necesitamos”.
El presidente comentó que los retos que enfrenta Cuba en 2025 y 2026 solo se resolverán con trabajo concreto, control sistemático y participación popular activa. “El Pleno del Comité Central y esta sesión de la Asamblea coinciden en una idea: no basta con aprobar, hay que cumplir”.
Comentó que desde esta Asamblea debemos asumir varios compromisos políticos: fortalecer el vínculo de cada diputado y diputada con su base, comunicando, escuchando, explicando y recogiendo propuestas concretas para mejorar las políticas públicas; luchar frontalmente contra la burocracia, la corrupción, el despilfarro, el desvío de recursos y la falta de sensibilidad ante los problemas del pueblo; y consolidar la unidad, no como una unanimidad acrítica, sino como la construcción de consensos a partir del debate responsable y la participación.
“El pueblo cubano está agotado, pero nunca será derrotado”, dijo el presidente, y agregó que la historia de Cuba demuestra que cuando la dirección política, las instituciones y el pueblo trabajan en la misma dirección, con verdad, disciplina y creatividad, no hay bloqueo ni crisis que puedan arrebatarnos el futuro.
“La decisión de aplazar el Noveno Congreso del Partido no debe verse como un retroceso, sino como una medida necesaria y madura que nos permitirá consolidar fuerzas, mejorar la situación de la nación, incrementar la confianza popular y crear las condiciones para un congreso más fructífero. Un congreso que, como refrenda la Constitución, consolide la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista. A eso nos ha llamado el General de Ejército”.
De acuerdo con el presidente, esta decisión será una oportunidad, en el año 2026, para recuperarnos en todo lo posible y avanzar en el cumplimiento de los compromisos. Asimismo, permitirá ejecutar los ajustes necesarios en las estructuras del Partido, el Gobierno y el Estado, facilitando sin apresuramientos los intercambios de opiniones y criterios que este proceso demanda.
“Todas las fuerzas y energías del Partido, el Estado, el Gobierno y el pueblo deben concentrarse en mejorar la situación del país: avanzando en la implementación disciplinada y controlada de las medidas económicas aprobadas; reforzando la atención a los territorios afectados por desastres naturales; promoviendo la participación de la juventud en todos los ámbitos de la realidad nacional; intensificando la batalla ideológica, cultural y comunicacional; y defendiendo la verdad de Cuba ante la manipulación y la desinformación”.
El presidente señaló que en este período continuaremos, además, el debate popular sobre el Programa de gobierno dirigido a corregir distorsiones y reimpulsar la economía, e implementaremos las acciones para el cumplimiento de sus objetivos. “Seguiremos trabajando también en la elaboración de los documentos que, tras la consulta popular, se debatirán en el congreso, y que ya están muy adelantados”.
“Concluimos esta sesión con la convicción de que la Asamblea Nacional ha estado a la altura de su responsabilidad histórica. ¡Patria o Muerte!
“Debemos transformar en hechos lo que aquí hemos aprobado: que cada ley, cada plan y cada presupuesto se conviertan en acciones palpables en la vida de la gente; que la ciencia y la innovación se traduzcan en soluciones concretas; que la economía recupere su vitalidad sin renunciar a la justicia social; y que jamás pongamos en riesgo la vida niña de nuestros ojos, como la ha llamado el General de Ejército y líder de la Revolución, el compañero Raúl. Esa es nuestra mayor fortaleza frente a todas las amenazas.
“Confiamos en nuestra capacidad para la ofensiva revolucionaria, en nuestra resistencia y en nuestra creatividad. Nadie podrá decirnos cómo actuar, porque, como dije en el Pleno, la mayor garantía está en la calidad de las discusiones y en el modo superior de abordar los problemas cuando se tocan con las manos. Estamos de lleno volcados en la solución de estos problemas y en trazar un camino para superarlos.
“Las decisiones que adoptamos no pueden quedarse en el papel de la prensa; se verán en el mejoramiento de la vida cotidiana del país. Esa será la prueba real del compromiso compartido y de la fuerza transformadora de este Parlamento, así como de la vitalidad de la Revolución Cubana”, comentó.
Dijo que aquí, en la Asamblea Nacional —la asamblea del pueblo de Cuba—, con sus jóvenes talentosos, sus mujeres y sus hombres de las más diversas profesiones y oficios; blancos, negros, mulatos, fogueados en mil batallas, éticos y comprometidos con el proyecto revolucionario: ¡Viva la Revolución Cubana y hacia adelante!
“La mayor prueba de su existencia es, justamente, el empeño a fondo de sus enemigos por asfixiarla y destruirla hasta sus mismos cimientos. Esta Asamblea tiene el honor de llevar adelante una propuesta de profundo significado patriótico y revolucionario”.
Díaz-Canel propuso ante la Asamblea que el año 2026 sea proclamado oficialmente como el Año del Centenario del Comandante Fidel Castro Ruz. “Será el año para estudiar más profundamente su pensamiento, para emular su ejemplo de trabajo incansable, de fidelidad a los principios y de confianza absoluta en el pueblo y en la victoria de las ideas”.
El mandatario exhortó a que cada tarea que emprendamos en el 2026, desde las más complejas transformaciones económicas hasta el más sencillo gesto de solidaridad, esté imbuida del espíritu fidelista de lucha, de su profundo amor por el pueblo y de su indestructible compromiso con la justicia social.
Señaló que la clave está en hacer de cada problema una solución, de cada limitación un motivo para crear y de cada amenaza una razón para unirnos más. No bajaremos la guardia, profundizaremos la batalla ideológica y cultural, defenderemos las conquistas y trabajaremos sin descanso por el país soberano, justo y próspero que merece este pueblo.
“La tarea es compleja, pero la voluntad de este pueblo y de esta Asamblea Nacional, la voluntad de salvaguardar la independencia, la soberanía y la Revolución frente a los múltiples peligros que nos acechan hoy, no puede verse separada de la historia que nos trajo hasta aquí, superando pruebas que parecían imposibles”, señaló el mandatario.
“Con estos recuerdos de Fidel y con la voluntad de vencer los imposibles, el año 2026 —Año del Centenario del Comandante en Jefe Fidel Castro— nos encontrará peleando y más unidos que nunca”, concluyó. (Texto y Foto: Cubadebate)