Por Oscar González Vázquez/ Radio Cadena Agramonte.
Corría el mes de septiembre de 1940 del pasado siglo, cuando en tierras lastradas por inmensos latifundios criollos y extranjeros, se efectuó durante los días 29 y 30 el Congreso Campesino de la provincia de Camagüey.
Después se materializó un trascendental evento en el que desempeñó un rol preponderante el comité Pro escuelas campesinas, de los barrios denominados Ecuador y Contramaestre.
Dirigentes agrarios como Dióscorides del Pino realizaron un destacado papel junto al Partido Comunista en la creación de organizaciones de base que antecederían a las asociaciones que serían constituidas en los 76 barrios rurales existentes en Camagüey y a partir de esa estructura fundar la Federación Campesina de la provincia.
No pocas de esas agrupaciones campesinas participaron en importantes luchas de los hombres y mujeres del campo ante los desmanes de terratenientes criollos y compañías foráneas, entre ellas de Hato del Estero, La Ciega, San Diego, La Hormiga, San Blas y El Mije.
La Federación constituida en el Congreso de Camagüey, resultó la segunda del país, pues con anterioridad -en 1939- había sido creada la de la provincia de Oriente por el líder campesino Romárico Cordero.
En la cita de los campesinos camagüeyanos fue elaborado el programa de lucha, que incluyó las demandas fundamentales de aquellos momentos, además de otras propugnadas por sectores como el de los ganaderos, los vaqueros, tabacaleros, colonos de caña y los constructores.
El evento aprobó también una resolución en la que se solicitaba a la Asamblea Constituyente -que sesionaba en aquel momento- incluir en la nueva Carta Magna de la República la paralización de los desalojos y la liquidación del latifundio, máximas demandas del movimiento revolucionario y popular de la época.
La cita de los agrarios camagüeyanos aprobó los estatutos de la Federación Campesina y eligió a sus dirigentes, encabezados por Dioscórides y Gilberto del Pino.
El Congreso Campesino de Camagüey cumplió los objetivos trazados para la convulsa época, y sirvió de estandarte en las luchas sostenidas contra los opresores durante la República Mediatizada.
Sólo con el triunfo de la Revolución cubana en 1959, los hombres y mujeres de tierra adentro verían hechos realidad sus sueños de una verdadera Reforma Agraria y por vez primera serían protagonistas, junto al pueblo, de la edificación de una sociedad con todos y para el bien de todos, como anheló el Héroe Nacional José Martí.