Por Lucilo Tejera Díaz/ AIN.
El cuatro de noviembre de 1868 varios grupos de comprometidos con la independencia de Cuba salieron de la ciudad de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, para reunirse en un lugar no lejano y secundar la clarinada de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre.
Camagüey también se iba a la guerra contra el colonialismo español. La noticia del alzamiento de Céspedes en el ingenio La Demajagua, en el oriente de la Isla, se supo en Puerto Príncipe la noche del propio día 10, y a la mañana siguiente, algunos camagüeyanos se lanzaron a la manigua redentora.
Pero estas acciones carecieron de organización y de armamento, y las partidas insurrectas actuaron según el parecer de sus jefes. Como en Oriente, Camagüey se preparaba desde antes para encarar la lucha libertaria, y sus líderes, principalmente Salvador Cisneros Betancourt e Ignacio Agramonte y Loynaz, mantenían fuertes lazos con revolucionarios de La Habana y la región oriental.
Al igual que a los demás, el inicio de la contienda por Céspedes, previo a lo acordado, sorprendió a los principeños, quienes, sin embargo, se aprestaron para el levantamiento. Sólo aguardaban la llegada de una expedición con hombres, armas y municiones que el patriota Manuel de Quesada dirigiría desde Nassau hasta la costa norte del territorio.
Un telegrama cifrado desde La Habana recibido por Cisneros Betancourt el dos de noviembre, comunicando la partida de un barco con destino a Nuevitas cargado con pertrechos de guerra para las fuerzas españolas, decidió la incorporación inmediata de Camagüey a la contienda.
Era preciso impedir el arribo del alijo para la tropa peninsular en su traslado por ferrocarril desde el poblado rivereño. La Junta Revolucionaria circuló la orden a los comprometidos a sublevarse para irse a la manigua.
A ese llamado respondieron 76 revolucionarios, quienes se reunieron en el paso de Las Clavellinas, sobre el río Saramaguacán, a unos 12 kilómetros al norte.
Horas después, en el cercano ingenio azucarero El Cercado, se organizaron como fuerza militar y juraron luchar por la independencia de la ínsula. Vivas a Cuba Libre, a Céspedes y a los camagüeyanos cerraron aquel acto patriótico y definitorio.
Camagüey acababa de entrar también en el combate frontal contra la dominación peninsular y por la independencia de la Patria.