Casada con Ignacio Agramonte y Loynaz el 1ro. de agosto del año 1868, a quien más tarde acompañó una vez iniciada la Revolución de 1868.
Amalia Simoni encaró los más difíciles momentos de la coyuntura política cubana de mediados del siglo XIX y de los primeros lustros del siglo XX.
Hasta el momento de sorprenderle la muerte, ocurrida en La Habana el 23 de enero de 1918, mantuvo una inquebrantable postura política por la total independencia de Cuba y contra la intervención norteamericana en los asuntos internos del país.