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Cuba, Fidel Castro, legado

El legado de Fidel, presente en estos tiempos difíciles


Este 13 de agosto cumpliría 96 años Fidel, quien optó en los 90 que vivió por asaltar el cielo, retando enormes obstáculos, dogmas y dificultades acumuladas ante las grandes necesidades históricas de transformación revolucionaria de su patria, que durante decenios resultaron solo sueños incumplidos para generaciones enteras de cubanos.

Desde su primera juventud fue su propio guía, aunque sus cualidades no escaparon del vaticinio del sacerdote jesuita y profesor del Colegio de Belén, el español Armando Llorente, quien en una valoración sobre el alumno escribió: “Siempre vi en Fidel Castro madera de héroe y estaba convencido de que la historia de su patria algún día tendría que hablar de él.”

Al iniciar la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana se sumó a las luchas estudiantiles por la regeneración de la república, como la soñó José Martí, del cual estudió su obra y las ideas del marxismo leninismo pero no se limitó al reposado análisis y se involucró en el alistamiento de una expedición malograda para liberar a Santo Domingo de la dictadura de Leónidas Trujillo.

El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, realizado por Fulgencio Batista, ocurrió con el apoyo de EE.UU. -muy complaciente con las dictaduras militares del continente-, y acabó con las formalidades democráticas burguesas de la Isla y mientras los partidos tradicionales burgueses no se enfrentaron al régimen de facto, tampoco los sectores de la izquierda pudieron desafiar al ejército.

Fidel, quien entonces ya era un joven abogado de apenas 26 años, comprendió que la lucha armada era la única solución y emergió como un líder diferente al frente de un destacamento de vanguardia de la llamada Generación del Centenario, pulverizando prejuicios y miedos organizó y dirigió los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, de Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, el 26 de julio de 1953.

Nadie mejor preparado que él para enfrentar el duro revés militar de aquella epopeya, en la cual perdió a más de 50 compañeros asesinados por la soldadesca cumpliendo órdenes del tirano, quien repartió grados y privilegios a cambio de crímenes. Pero nada lo amedrentó y ante sus captores denunció aquella matanza y expuso su plan de Revolución en su auto defensa conocida como La Historia Me Absolverá.

Después vendría la prisión fecunda del líder y los revolucionarios, la liberación por presión popular, el exilio en México, la preparación de la nueva etapa y el desembarco del yate Granma el dos de diciembre de 1956, y nuevamente otro duro golpe con la dispersión de los combatientes en Alegría de Pío y el reencuentro de solo 12 sobrevivientes, días después, en Cuatro Palmas.

En aquel encuentro aseguró la victoria y su profecía, aunque parecía una locura, se hizo realidad poco más de dos años más tarde de cruentos combates, reveses y finalmente triunfos que hicieron posible el Primero de Enero de 1959.

Durante el ambiente de alegría originado por el triunfo advirtió, no obstante, que en lo adelante todo sería más difícil y dirigió al pueblo cubano durante más de 50 años, enfrentando todas las modalidades de agresiones militares, terrorismo, bloqueo, campañas mediáticas que no impidieron la consolidación de la Revolución y del socialismo en el propio traspatio del imperio, que cambió para siempre la historia de América Latina y de los países oprimidos del orbe.

Era proverbial que cada vez que abordaba su papel en la historia solía recurrir a la máxima martiana de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz” y como deseo postrero pidió que su culto no se concretara en monumentos, ni su nombre honrara obra alguna. Aunque Fidel no necesita para seguir viviendo esos tributos.

En este presente, de resistencia del pueblo cubano ante el bloqueo incrementado y planes subversivos de todo tipo, de crisis económica asociada a la pandemia de la COVID-19 y desafiando accidentes naturales como el gran fuego en base de supertanqueros de Matanzas, el legado del Comandante invicto está vigente. (Texto y foto: ACN)


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