Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Secretario de la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas de Cuba (ORI), y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en la Plenaria Nacional Azucarera, celebrada en Camagüey el 14 de mayo de 1962.
Fragmento del discurso: El aprendizaje es duro y es largo, pero deja un saldo, que es la experiencia que se va ganando, las enseñanzas sabias que nos brinda. ¡Cómo nos abre los ojos y cómo nos enseña a ver, cómo nos enseña el camino! ¡No hay nada que enseñe tanto como una revolución: es un libro abierto, cuyas páginas se voltean incesantemente, enseñando cada vez algo nuevo de la vida, de la revolución, enseñándonos cada vez mejor qué son las revoluciones, cuáles son sus
obstáculos, cuáles son las dificultades, cuáles son las luchas a librar, qué esfuerzo debemos hacer, qué métodos debemos emplear! Y eso nos lo enseña incesantemente la Revolución.