"Nos reúne en la noche de hoy una fecha histórica, que fue amarga y dolorosa en la larga lucha de nuestro pueblo por su independencia: la caída en combate del Mayor General Ignacio Agramonte, el 11 de mayo de 1873.
Algunos detalles que rodean este acto nos recuerdan aquella fecha, aquella época. Por ejemplo, este antiguo hospital donde tendieron el cadáver de Ignacio Agramonte el 12 de mayo de aquel año. Para comprender los acontecimientos, la importancia que tuvo la vida y la obra de Ignacio Agramonte en la historia de la patria; para comprender la significación de esta fecha, hay que remontarse más de 100 años en la historia de Cuba, hay que hacer un esfuerzo de la imaginación.
No era el Camagüey de entonces el Camagüey de hoy; no era la Cuba de entonces la Cuba de hoy; no era la vida de entonces la vida de hoy.
Por aquellos años que precedieron al inicio de nuestra primera gran guerra por la independencia nuestro país era una colonia española, donde España había ejercido su soberanía durante más de 350 años. No había una nación, en el sentido que tenemos hoy; ni un pueblo, en el concepto que tenemos hoy. La nación prácticamente estaba por gestarse. Un pueblo con verdadera conciencia patriótica estaba por formarse.
Pero tampoco fue fácil el inicio de la lucha en Camagüey. Había algunas discrepancias entre ellos. Algunos jefes revolucionarios con prestigio prestaban oídos a las promesas de los españoles, prestaban atención a las gestiones de paz. Es conocido el papel de Napoleón Arango en aquellos trajines. Incluso era peligrosa la influencia que ejercía.
Existió el real peligro de que una gran parte de Camagüey depusiera las armas como consecuencia de aquellas influencias negativas.
Pero fue precisamente en ese instante cuando se yergue la figura de Ignacio Agramonte, el 26 de noviembre de 1868 en la reunión de Minas, y tiene una participación, una actitud, un gesto decisivo. Exclama: '¡Acaben de una vez los cabildeos, las torpes dilaciones, las demandas que humillan: ¡Cuba no tiene más camino que conquistar su redención arrancándosela a España por la fuerza de las armas!' (APLAUSOS).
Logra hacer prevalecer sus criterios y arrastrar a sus compañeros a la lucha, y se consolida el levantamiento armado en Camagüey. Ese fue el primer servicio extraordinario prestado por Ignacio Agramonte a la lucha por la independencia.
Habría sido terrible para el resto de los revolucionarios, posiblemente no se habría producido el alzamiento en Las Villas, y con toda seguridad España concentrando sus fuerzas habría podido aplastar en un tiempo relativamente corto a los patriotas orientales, si no se hubiese consolidado el levantamiento armado en Camagüey. Y esa fue incuestionablemente obra y mérito de Ignacio Agramonte. (Fotos: Internet)