Camagüey, Ignacio Agramonte, Caída en Combate

El Mayor vivo y frente a su caballería


Por Dania Díaz Socarrás/Radio Cadena Agramonte

Su plan ese día era salir victorioso, liberar, aportar a la independencia, ese había sido su propósito de siempre y sabía que Cuba lo necesitaba, pero los planes fallan o los hacen fallar los que se molestan con la libertad.

El domingo 11 de mayo de 1873 pudo ser el día de un combate ganado, o perdido, solo de un combate, pero su impronta fue mucho peor, porque la provocación a la vanguardia enemiga no se concretó porque mientras Agramonte valoraba la situación del momento desde una vista más cómoda, la caballería fue descubierta, y todo el valor no alcanzó para protegerlo.

Después, la repetida película de los misterios para minimizar las muertes, para disimular el heroísmo, el cadáver de un lado a otro, la confusión, la duda, sin embargo nada pudo contener el dolor en la gente, el dolor de la Patria.

Había muerto el hombre ejemplar, hijo, esposo, padre, amigo, el leal, el cortés, el gentil y humano admirable, el alma de beso, o peor aún, lo habían matado, porque su luz encandilaba ojos y prefirieron tratar de apagarla.

El resultado, lo sabemos, no fue ese, los rayos se dispersaron, se dispersan todavía en su parque, en su plaza, en su Camagüey, en el pueblo que ha pasado a tomar su nombre, en cualquier pedazo de Patria grande o chica donde el amor bien lucido y la franca libertad pretendan construir un idilio.

Nada son 150 años para el amor de sus textos, el honor de sus armas, la admiración de sus coterráneos. Este 11 de mayo vuelve El Mayor al frente de su caballería, al frente nuestro. (Foto: Internet)


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