Por Alexis Peña Hernández/Estudiante de Periodismo
Hoy 12 de julio se cumplen 209 años del nacimiento, en 1815, en Santiago de Cuba, de Mariana Grajales Cuello, también conocida como Madre de la Patria, no solo por engendrar héroes sino por su aporte a la independencia de la nación caribeña.
Símbolo de entrega sin límite a la causa independentista, la progenitora de los Maceo trasciende hasta la actualidad por su hidalguía y convicción de educar a sus hijos para servir a la Patria, sin importar el precio.
Sus padres eran mulatos libres emigrados de República Dominicana y que nunca sufrieron la explotación esclavista. La familia poseía suficientes recursos para subsistir con dignidad por lo que lograron comprar una pequeña finca en el poblado de San Luis.
Mariana sufrió una mordaz discriminación por ser mujer y mestiza. Pero aun así, y pese a las circunstancias de la época, logró estudiar lo suficiente para darse cuenta de que la verdadera victoria contra la metrópoli española sería dar la vida por la libertad, y no solo la de ella sino las de sus seres amados.
Con solo 15 años se casa con Fructuoso Regüeifero, con el que tuvo cuatro hijos, pero enviudó nueve años después. Luego en 1843 se une a Marcos Maceo y concibe 10 hijos, uno de ellos sería el mayor general Antonio Maceo, el Titán de Bronce.
Desde joven Mariana se destacó por su fuerza de voluntad y la manera en que imponía rigor a sus hijos. No obstante, esto no impedía que se mostrara bondadosa y tierna con los pequeños.
Carlos Manuel de Céspedes, conocido como el Padre de la Patria, comenzó la guerra de los Diez Años el 10 de octubre de 1868 y dos días más tarde, Antonio, José y Justo, tres de sus hijos, fueron los primeros en incorporarse a la contienda.
Aquella madre amorosa los reunió y los hizo jurar que lucharían por liberar a la Patria y entregarían su vida si fuera necesario. Su primer gran dolor a consecuencia de la guerra fue la muerte de su compañero de vida, Marcos Maceo, en 1869 en un hospital de campaña de la Sierra Maestra.
Al terminarse la guerra en 1878 solo sobrevivían cuatro de sus descendientes: Antonio y José, los cuales cayeron en combate en la Guerra Necesaria de 1895, así como Tomás y Marcos.
Sus acciones patrióticas y espíritu maternal no solo fueron para sus hijos de sangre. Nunca se quedó relegada en la casa, sobre todo después de los históricos acontecimientos del 68.
Mariana, ya una mujer madura y muy curtida por el trabajo en el campo y sus deberes maternos, no titubeó y partió a la manigua, acompañada de su nuera María Cabrales, esposa del Titán de Bronce y convertida en otra patriota ejemplar.
Ambas trabajarían como enfermeras en los hospitales de campaña de los mambises, donde sus conocimientos de medicina natural fueron indispensables para la contienda, pues la falta de recursos era evidente.
Al oponerse al Pacto del Zanjón, junto a su hijo Antonio y sus seguidores, se vio obligada a emigrar por el peligro constante en el que vivían. Mariana viajó en mayo de 1879 hacia Jamaica, donde envejeció llena de dignidad, patriotismo y orgullo, hasta su muerte en Kingston el 27 de noviembre de 1893.
El 10 de octubre de 2017 sus restos fueron inhumados junto a los de Carlos Manuel de Céspedes en el Cementerio Santa Ifigenia en su ciudad natal, en homenaje a su patriotismo eterno, muy cerca del Mausoleo de José Martí y del monolito que guarda las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
La tumba de la Madre de la Patria y la escultura que hoy la recuerda hermosa e imbatible son objeto de visitas constantes y agradecidas, por estar entre los fundadores de la cubana nacionalidad. (Foto: ACN/Archivo)