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Cuba, infraestructura electroenergética, industria, Washington, bloqueo

Crisis energética en Cuba: enseñanzas de la privatización


Es difícil comprender el juicio que adelantan algunos sobre asuntos vitales para la sociedad y el país en el que habitan, más allá de los condicionamientos y la colonización cultural de que pueden ser víctimas.

El problema, por supuesto, no es el ejercicio del derecho que garantiza nuestra Constitución, las leyes, la cultura participativa y la práctica democrática socialista. No se trata de eso, sino el intento de plantear la «solución» de temas álgidos desde la ignorancia y la arrogancia.

Albert Einstein señalaba que lo único más peligroso que la ignorancia es la arrogancia, y es que, desgraciadamente, ambas muchas veces marchan juntas.

Ahora resulta que, en medio de la crisis de energía eléctrica que vivimos los cubanos, algunos gurúes proponen como solución al problema la privatización de nuestra empresa eléctrica, o sea, entregar a manos privadas el Sistema Eléctrico Nacional.

Bastaría dar un vistazo a lo que ocurre ahora mismo en el mundo, para comprender lo que sucedería.

En Ecuador, durante las horas del día, solo tienen cinco horas con electricidad, y en poblaciones de al menos nueve provincias, los cortes alcanzan hasta 20 horas diarias.

Mientras que, en Puerto Rico, incesantes apagones diarios afectan a unos 80 000 abonados, producto del evidente fracaso de la privatización del sistema eléctrico, tal como lo han reconocido dirigentes políticos de ese país

Según datos de eapn-es, en España, dos de cada diez hogares pasan frío en invierno, y muchos no pueden pagar la factura, algo que se repite en varios países de la vieja Europa.

En el norte global, el acceso no es un problema, salvo casos puntuales… en España, la problemática es no poder pagar la factura energética», detalla José Carlos Romero, investigador de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas.

Sin embargo, peor aún es la propuesta de algunos que añoran el regreso de la Compañía Cubana de Electricidad; sí, esa misma: la yanqui que cobraba altos precios y tenía muchísima gente de este país, no con apagones, sino en la eterna oscuridad, sobre todo en nuestros campos.

A finales del siglo xix, en la mayoría de las ciudades importantes de Cuba existían redes eléctricas locales, pero en 1902, con la llegada de República Neocolonial, finalizada la ocupación estadounidense de la isla, proliferaron las nuevas empresas de servicio eléctrico, propiedad de empresarios cubanos o extranjeros.

Sin embrago, en los años 20, una gran corporación norteamericana, la Electric Bond & Share, vinculada a la banca Morgan, monopolizó el servicio en la mayor parte del territorio nacional, adquiriendo empresas a todo lo largo del país.

Formalmente, todas aquellas propiedades pertenecían a la llamada Compañía Cubana de Electricidad, que, por supuesto, de cubana solo tenía el nombre.

La compañía estrechamente vinculada a la tiranía de Gerardo Machado (1925-1933) fue intervenida a comienzos de 1934, por el líder revolucionario y antimperialista Antonio Guiteras Holmes, cuando era secretario de gobernación de la administración encabezada por Ramón Grau San Martín.

Derrocado este, la primera disposición que tomó el gobierno instaurado en contubernio con los yanquis fue devolver a los monopolios estadounidenses sus propiedades.

Para el año 1958, el servicio eléctrico que prestaba por entonces la Compañía Cubana de Electricidad solamente cubría al 56 % de la población de Cuba, estimada en unos 6,5 millones de habitantes. No llegaba a numerosísimas áreas rurales, al estimar que la inversión no era «rentable» en esas zonas.

No fue hasta que, en 1960, se nacionalizó la industria eléctrica, luego del triunfo de la Revolución Cubana, el 1ro. de enero de 1959, que este servicio dejó de considerarse un negocio, y se convirtió en una herramienta en manos del pueblo, para el logro de las nuevas metas económicas y sociales.

Ya en el año 1975 se había triplicado la capacidad de generación instalada en la Industria Eléctrica, respecto a la que existía en 1958. El consumo de electricidad por habitante, que en 1959 era de 406 kwh, aumentó a 705 kwh. Es importante tener en cuenta que la electrificación alcanzaba a más del

70 % de la población.

En 1992, la capacidad de generación era de 3 675 mw, y la electrificación llegaba al 95 % de las viviendas del país.

Cualquier análisis que se quiera hacer sobre la situación energética actual en Cuba debe partir del hecho concreto de que se nos impide comprar combustible, maquinaria, herramientas y otros insumos con que revertir el deterioro de la infraestructura electroenergética provocado por el bloqueo.

Los fallos que ocurren no tienen nada que ver con la propiedad y la gestión estatal de la industria, y serán muy difíciles de solucionar, en tanto la bota de Washington pretenda asfixiar a la isla. (Texto y foto: Granma Digital)


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