Camagüey, 26 ene.- José Martí, amante de la buena música fue el tema tratado en la Casa Natal de Nicolás Guillén por parte de la doctora Verónica Fernández, quien señaló a Alejo Carpentier como uno de los descubridores de la sensibilidad del Apóstol de la Independencia de Cuba por este arte y sus dotes de crítico, a pesar de no haber sido musicólogo ni practicar ningún instrumento.
Mendive le inculcó desde pequeño el gusto por la ópera italiana, que en aquel tiempo era muy consumida por las élites cubanas. Martí mostró interés por el jazz, decía que la música era más bella que la poesía a pesar de que su poemario marcaba un acento rítmico que en los tiempos actuales facilita convertir sus versos en inspiración melódica por parte de muchos interpretes cubanos.
Escuchó con admiración la primera versión del Himno de Bayamo y a un conjunto puertorriqueño que interpretó fragmentos de su ensayo De nuestra América.
Escribió y admiró a muchos de los grandes creadores de la época y asistía a los conciertos de música clásica y popular alegando que “la voz y el piano, como la luz y la sombra van juntas”. (Luis Varcasia Era/Colaborador Radio Camagüey) (Foto: Obra visual Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche, de Vicente Rodríguez Bonachea)