Camagüey, 3 oct.- Al mar bravo hay que respetarlo. Tras ocho horas de navegación, la embarcación fondea frente a Cayo Romano. El atardecer es deslumbrante. El sol irradia destellos: Un oso, un hombre, montañas...
Desde el muelle de la cooperativa pesquera de Nuevitas salió, a las 9 y 30 de la mañana, el ferrocemento “Sierra de Cubitas” rumbo a Cayo Cruz. Abordo viajan los integrantes del primer grupo de la maniobra técnico investigativa “Aniversario del Che”.
Forman la avanzada de la expedición: geodestas, geógrafos, topógrafos y un técnico en meteorología, todos de una forma y otra responsabilizados con el estudio exhaustivo de las potencialidades turísticas de la cayería norte de la provincia.
Yayo, el patrón del barco, traza la ruta. Pone proa hacia el Este. La travesía hasta salir de la bolsa de la bahía nuevitera no es difícil.
Después de pasar punta de Práctico, La Boca, las cosas comienzan a complicarse, estamos en alta mar, con profundidades calculadas en 6 000 metros, más de 70 veces el 26 plantas de la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte.
El barco se mece de un lado a otro, en cambo vuelve la calma cuando nos protegen las barreras coralinas. Es un privilegio apreciar desde las proximidades del Canal Viejo de Bahamas todas las maravillas que encierra Cayo Sabinal: la ensenada de Playa Bonita, Los Pinos y Punta Piedra, último sitio de este entorno, de 33 kilómetros de hermosas playas.
Punta Cruz o Las Carabelas es una puerta imaginaria que abre paso a Cayo Guajaba y Romano. Olvidaba que al Este de Ballenato Grande, uno de los tres que custodia a Nuevitas, una pequeña avería en la manguera de enfriamiento del motor impone una parada obligada. El tiempo fue el mínimo gracias a la rapidez y destreza de El Yayo, Niñi, el maquinista y Papito, patrón de un barco de la cooperativa.
Dice Yayo que es un día de bonanza para navegar, ni hay calma ni aire fuerte. La brisa es suave con vientos de 12 a 15 kilómetros por hora.
Las olas no sobrepasan el metro y medio de altura. En la sobre caseta, una especie de segunda planta, hay quienes leen, otros tratan de dormir para disipar los mareos. Y están los que persisten pescar. ¡Al fin Barreiro, captura la primera de las dos picúas que enriqueció el menú de la tarde!.
Después de anclar el barco cerca de Romano para hacer noche, Miguelito, Barreiro, Toco, Mesa, Soto, de Geodesia y cartografía y también Manolo, geógrafo del centro de investigaciones del instituto de geodesia y cartografía y buzo profesional, deciden darse un chapuzón.
El patrón del “Sierra de cubitas” ha pasado sus apuros en el mar ¡Y grande! Cree no ser conocedor de todos los secretos: “El mar siempre guarda sorpresa”, comenta, mientras gira levemente el timón.
¿Qué no puede saber Yayo de esta cayeria, si de los 49 años que tiene, 35 los ha dedicado al mar? “Siempre hay algo que desconocemos”, dice: “En el océano no hay problemas para navegar, cierra los ojos y métele, lo malo es cuando penetras detrás de los arrecifes en la barrera coralina, en los cabezos o en los bajíos, es allí donde se dice: conoce o no conoce”.
Papito tiene su filosofía también de que el conocimiento y la practica ayudan mucho: “El mar bravo hay que respetarlo, no te puede acobardar, si te acobarda es peor”.
Angelito, jefe del grupo ingeniero, jefe del taller de geodesia, se prepara para tomar una lancha fuera de borda e ir hasta Versalles en Cayo Romano para establecer contacto con el subalterno Fulgencio Bernabé Ramírez, quien en una lancha de guardafrontera lleva una planta eléctrica para Cayo Cruz, también todo lo relacionado con los aseguramientos y comunicarse con el punto por planta, donde Suncia y Manolo, los dos únicos habitantes permanentes del cayo, nos esperan esta noche.
A las doce de la noche, hora en que se termina de redactar las impresiones iniciales hacia nuestro destino, el barco “Sorpresa”, estaba fondeando en Puerto Piloto, al norte de Sola con el personal de Hidroeconomía, hidrografía, de investigaciones aplicadas de los suelos y aerofoto geodestas que se integraran en las próximas horas a la expedición. (Texto: Enrique Atienzar Rivero/ colaborador de Radio Cadena Agramonte) (Fotos: Adelante)