
Belém, Brasil, 7 nov.- Bajo disímiles promesas climáticas, la Cumbre de Líderes de la COP30 culmina hoy en esta norteña ciudad amazónica dejando esbozados derroteros políticos hacia el encuentro oficial que comenzará el 10 de noviembre.
La 30 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), que se extiende hasta el día 21, estará marcada por la urgencia de traducir las arengas en compromisos reales.
El foro que termina este viernes, con la presencia de 57 jefes de Estado y de Gobierno, y 143 delegaciones de todo el mundo, se consolidó como un ensayo de la cita más esperada del calendario ambiental.
Los debates girarán, en esta segunda y última jornada, en torno a la transición energética y al balance de una década del Acuerdo de París, con la mirada puesta en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) y el financiamiento climático, aún insuficiente para responder a la magnitud del desafío.
Desde el inicio, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, imprimió a la cumbre un tono de urgencia moral y política.
Acelerar la transición energética y proteger la naturaleza son las dos maneras más efectivas de contener el calentamiento global, afirmó, recordando que estos objetivos solo serán alcanzables si se revierte la deforestación, se supera la dependencia de los combustibles fósiles y se movilizan recursos a gran escala.
Con la voz emocionada, Lula evocó el simbolismo de realizar el foro en el corazón de la Amazonia, el mayor bosque tropical del planeta y recordó que allí se decide no solo el futuro del clima, sino el equilibrio global.
Advirtió que la humanidad enfrenta una hora crítica. 2024 fue el primer año en que la temperatura media de la Tierra superó un grado y medio por encima de los niveles preindustriales.
La ciencia indica que este aumento persistirá por años o décadas, pero no podemos abandonar el objetivo del Acuerdo de París, insistió.
En un repaso histórico, recordó que fueron necesarias 28 conferencias para reconocer la necesidad de alejarse de los combustibles fósiles y detener la deforestación, y un año más para admitir que el financiamiento climático debe ampliarse a 1,3 billones de dólares.
Más allá de los discursos, la reunión cimera convoca a la coherencia y la acción.
Lula lo resumió con una frase que resuena en los pasillos del Salón Plenario: La COP30 será la COP de la verdad. Es el momento de enfrentar la realidad y decidir si tenemos el coraje de transformarla, puntualizó.
A tres días del inicio de la conferencia, Belém se prepara para recibir a miles de participantes (líderes, gobiernos, científicos, activistas, pueblos indígenas y sociedad civil), todos convencidos de un necesario y nuevo pacto global por la vida, pues no hay tiempo que perder y no existe planeta de repuesto. (Texto y foto: PL)