
Moscú, 15 nov.- Estados Unidos llevó a cabo con éxito en agosto una prueba de la bomba termonuclear táctica B61-12 sin su carga explosiva, informaron el 13 de noviembre los laboratorios nacionales Sandia y la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA, por sus siglas en inglés) en un comunicado conjunto.
"Las pruebas, realizadas entre el 19 y el 21 de agosto, dieron resultados positivos, ya que las unidades inertes de la bomba nuclear de gravedad B61-12 fueron transportadas y lanzadas con éxito por un avión F-35, lo que supone un hito importante en la evaluación del rendimiento del arma", afirma el comunicado.
Al respecto, Jeffrey Boyd, responsable de vigilancia de Sandia para los modelos B61-12 y B61-13, afirmó que estas pruebas de vuelo "fueron la culminación de una enorme cantidad de planificación y esfuerzo por parte de todos los implicados, no solo en Sandia, sino también en muchas otras agencias". Además, destacó que "representan la culminación del mayor alcance de vigilancia de pruebas de vuelo del B61-12 en un año hasta la fecha y el mayor en un año determinado en el futuro previsible".
EE.UU. actualiza su arsenal nuclear
La B61-12 es la variante más moderna de la familia de bombas de gravedad nucleares B61, cuyo primer diseño entró en servicio en 1968. Esta modificación incorpora una capacidad de potencia regulable que permite ajustar su fuerza explosiva a cuatro niveles —desde 0,3 hasta 50 kilotones—. En un proyecto llamado Programa de Extensión de Vida se ha actualizado sus componentes, extendiendo su vida útil en al menos 20 años.
La evolución de este sistema continúa, con planes de iniciar en 2026 la primera línea de producción de una versión posterior, la B61-13?, con una mayor capacidad contra objetivos militares de gran superficie y fuertemente protegidos. Estados Unidos realizó en julio el despliegue de bombas nucleares B61-12 en el Reino Unido, el primero de este tipo en el territorio en 17 años.
Moscú calificó estos anuncios de tendencia hacia la escalada de tensiones y la militarización, incluida la nuclear.
Este despliegue se produjo en un contexto de creciente retórica nuclear. El presidente de EE.UU., Donald Trump, declaró recientemente que Washington llevará a cabo pruebas nucleares bastante pronto, afirmando que su país tiene más armas nucleares que cualquier otro, al mismo tiempo que manifestó su deseo de trabajar para lograr la desnuclearización.
Donald Trump ha acusado repetidamente a Moscú y Pekín de realizar ensayos nucleares secretos, algo que ambos niegan. A finales de octubre, Trump anunció que ha ordenado al Departamento de Guerra iniciar pruebas con armas nucleares en igualdad de condiciones con programas similares de otros países.
El anuncio llegó después de que Rusia informara sobre una serie de pruebas con sus armas innovadoras de propulsión nuclear, como Burevéstnik y Poseidón, aunque desde el Kremlin destacaron que no se trató de ensayos nucleares en absoluto.
El presidente ruso declaró que su país no amenaza a nadie, sino que desarrolla su potencial nuclear tal como anunció, al igual que todas las demás potencias nucleares. A su vez, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, hizo hincapié en que la postura de Moscú acerca del tema es que, si algún país se aparta de la moratoria unilateral y voluntaria de abstenerse de los ensayos nucleares, Rusia actuará de acuerdo con la situación y responderá simétricamente.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, subrayó esta semana que Moscú no está realizando ensayos nucleares. "Francamente, no he oído que Moscú haya anunciado pruebas nucleares", indicó. Al mismo tiempo, recordó que el líder ruso, ya en el 2023, afirmó que "si alguna de las potencias nucleares realiza pruebas con armas nucleares, Rusia hará lo mismo". (Texto y foto: RT)