Editorial
Hoy se cumplen siete años de la entrada del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz a la inmortalidad, pero con la certeza de que sigue entre nosotros en cada una de las acciones que se emprenden para dar continuidad al Programa del Moncada, atemperados a la actualidad.
A este nuevo aniversario lo avalan recientes acontecimientos con imborrable impronta fidelista, entre ellos la trigésimo segunda ocasión en que la mayoría del mundo validó su aprobación para el cese del criminal bloqueo de Estados Unidos a la mayor de las Antillas.
En el contexto universal resalta la elección de la isla, por sexta vez, para integrar el Consejo de Derechos Humanos, con el más alto número de votos de la región, una muestra del prestigio alcanzado por el país en las labores de la ONU, con el sustento de su accionar en el irrestricto apego del Gobierno cubano al bienestar de las personas
Está presente el sello de Fidel, también, en el hecho de que Cuba forme parte del Consejo Ejecutivo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el período del 2023 al 2027, como resultado de las votaciones en la cuadragésimo segunda Conferencia General de la organización, en París.
Es inobjetable la impronta fidelista en toda la voluntad de resistencia del pueblo ante los recrudecidos embates del bloqueo yanqui, que van más allá de lo económico y lo financiero para adentrarse en la criminalidad, con el cerco a alimentos y medicamentos, o de materias primas para elaborarlos, e indispensables en el tratamiento de letales enfermedades que cobran vidas, entre ellas las de niños.
En todas esas victorias ante el mundo estuvo y está presente Fidel, pues su actuar, consecuente con la práctica, inscribió una conducta, ya genética de la cubanía.
No caben dudas, como se ha afirmado y se percibe, de que el líder de la Revolución cubana está aquí dirigiendo combates y escaramuzas, cuando nos sentimos parte de su impronta en esta contraofensiva estratégica con trazas de heroica Sierra Maestra, y la inmensa mayoría de un pueblo devenido Ejército Rebelde para hacer morder al enemigo el polvo de la derrota.
Está presente Fidel en la certeza de que en Cuba no hay espacio para fracturas, manipulaciones, injerencias y provocaciones de adversarios foráneos y de malos cubanos, vendidos al amo yanqui por unas migajas como pago a su desempeño mercenario.
Está presente en los agradecidos que somos más, y que ahora, además de siempre acompañarlo, nos sentimos acompañados y fortalecidos por sus vigentes enseñanzas, que vigorizan estrategias del trabajo de estos tiempos y los que están por venir, y hacen creíble garantías de presente y futuro, forjadas por nuestras propias manos, como él nos enseñó.
¡Camagüeyanos!
Hace siete años Fidel entró a la inmortalidad para continuar guiándonos en los nuevos empeños, seguros en lo que hacemos y marchando por un sendero abonado con sus cenizas que inspiran. (Foto: Archivo)