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Radio Cadena Agramonte emisiora de Camagüey

Jóvenes, recreación, infancia, papalote

El desarrollo infanto-juvenil es una responsabilidad de todos


Desde pequeño, Alex, mi vecinito, acostumbra a jugar en las calles de mi barrio. Siempre corría de una esquina a la otra, lo mismo jugando a las canicas que a los escondidos, pero su pasión siempre han sido los papalotes, y en ese entorno de libertad ha crecido.

Actualmente Alex tiene 15 años, y aunque hoy en día, la mayoría de los adolescentes cubanos solo piensan en comprar ropas y zapatos de marcas, salir de fiestas los fines de semana y hasta vivir su primer idilio juvenil, Alex pertenece a ese por ciento que prefiere, luego de la escuela, volver a la nomalidad de su barrio y jugar con sus amiguitos.

Ayer Alex trepó a la azotea de una vecina a empinar su papalote, el aire de la tarde se prestaba tanto para el disfrute de su hobbie que decidó subir como siempre lo ha hecho. Nadie sabe qué pudo pasar realmente, quizás fue el descuido creado por la adrenalina, lamentablemente Alex se cayó del techo, sufriendo así varias lesiones físicas que conllevaron a una intervención quirúrgica y su posterior hospitalización.

El arribo de la etapa veraniega, anuncia la llegada de las tan anheladas vacaciones de los más pequeños de casa. Comienza el período en el que ellos necesitan liberar las cargas que traen de sus centros escolares, en forma de juegos y entretenimientos. Muchos prefieren estar en casa, ver televisión, los videojuegos o solo descansar, mientras que otros, con un mayor nivel de socialización, que depende también del ambiente en el que se haya desarrollado el individuo, deciden recurrir a ese grupo de amiguitos del barrio para jugar y realizar actividades del día a día infanto - juvenil de nuestros muchachos.

Hace unos días hablaba sobre la cotidanidad de los cubanos, pues un punto que la define es el desarrollo de los infantes. Desde que somos pequeños, aprendemos a desarrollarnos en un ambiente sano y libre, por así decir, y en esas prácticas, relacionarse y compartir con otros niños mediante juegos que conocemos en nuestras escuelas y la comunidad, es un rasgo distintivo de la cubanía, y es algo que, incluso todo el que sale del país, relata que extrañar la inocencia de las sonrisas que provoca el disfrute de los pequeños en este entorno.

Estos vínculos, hacen favorable el desarrollo psicosocial en el proceso de conformación de la personalidad, aunque el mayor peso está en la labor educativa de la familia, sobre todo de los padres o responsables legales del menor. La niñez y la adolescencia son fases complejas, en las que se mezclan la inocencia y el autodescubrimiento, es ahí cuando incrementa la importancia del rol pedagógico en el entorno familiar.

Los padres, tíos, primos y abuelos pertenecientes al nucleo filial tienen la responsabilidad de estar al pendiente de los menores, es un error de la sociedad cubana pensar que "si el niño mataperrea en las calles va a crecer más fuerte".

El pequeño debe desarrollarse en un ambiente sano, sin violencias ni discriminaciones. Es una necesidad cuidarlos sin caer en la sobreprotección que también llega a ser dañina. Hay que primeramente conocerlos, saber sus gustos y preferencias, dedicarles tiempo, llamarles la atención ante lo mal hecho, conversar y llegar a un consenso, ahí está el secreto verdadero en la labor pedagógica del hogar.

No se trata de una competencia para ver quién se postula como mejor o peor padre, se trata de mantener un monitoreo en el actuar y quehacer de nuestros niños, adolescentes y jóvenes para evitar malas acciones, comportamientos erróneos, alejar el peligro y así eludir sucesos lamentables como el de Alex, que batalla desde una cama de hospital con su espíritu de juventud, por regresar victorioso de una lucha que solo el destino sentenciará. (Texto: Alexis Peña Hernández/colaborador de RCA) (Foto: Internet)


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