París, 5 jun.- La conferencia ilustrada El Son diverso y nuestro y el mojito pusieron hoy aquí una pincelada cubana en la Unesco, donde continuó la semana que resalta la diversidad cultural de América Latina y el Caribe.
En uno de los salones de la sede del ente multilateral, ambientado y animado con muestras del arte y de la tradición de esa pintoresca parte del planeta, el estudioso e investigador de la música cubana Dominique Roland disertó durante una hora sobre el Son, un popular género músico-danzario candidato a integrar el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El experto francés, quien dirige el Centro de las Artes de la ciudad de Enghien-les-Bains, compartió testimonios, resultados de sus investigaciones y materiales fílmicos, acompañado por actuaciones del cuarteto Son mío y de la pareja de profesores de baile formada por Yalily Rodríguez e Iván Martínez, que dieron un toque especial al evento.
Roland ofreció con la pasión que lo caracteriza un recorrido por las raíces, el origen y el desarrollo del Son, un proceso de siglos estrechamente ligado a la identidad del pueblo cubano.
Se trata de un complejo de música y danza alimentado por la transculturación y el mestizaje, un elemento principal de identidad de la isla, subrayó en la conferencia, en la que detalló al nutrido público el aporte en su génesis, en tiempos de la colonia, de las culturas africana y española, entre otras.
Asimismo, explicó algunos de los instrumentos que marcan al género, como el bongó, las maracas, las claves y el tres.
La presentación en la Unesco sirvió también de homenaje a cultores del Son que en los últimos 100 años han puesto a bailar a millones en Cuba y el mundo, como el Trío Matamoros, la orquesta Aragón, Benny Moré, Miguelito Cuní, el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, los Van Van, Adalberto Álvarez y su Son, Pancho Amat y Son 14.
La introducción del encuentro de la tercera jornada en la Semana de América Latina y el Caribe corrió a cargo de la embajadora de Cuba ante la Unesco, María del Carmen Herrera.
Poco después de la fiesta del Son, la música de la nación antillana y su mojito calentaron el ambiente en la siempre tranquila sede de la Unesco, donde El Salvador, Guatemala, República Dominicana y Venezuela también subieron la temperatura con sus degustaciones de bebidas y platos típicos. (Fuente: Prensa Latina)