Camagüey, 16 oct.- La consulta de la Doctora Liudmila Rodríguez González en el Policlínico Centro en la ciudad de Camagüey, es mucho más que un espacio médico, es un refugio donde lo cotidiano se transforma en algo extraordinario.
Detrás de su puerta, el bullicio de la ciudad da paso a un ambiente donde priman los susurros de confidencias compartidas y las risas sinceras que derriban barreras. Aquí, cada historia personal encuentra un oído atento que escucha sin juzgar, creando un santuario donde la confianza reemplaza a los prejuicios.
Su especialidad en Medicina General Integral la ha llevado a tender la mano de manera constante a poblaciones claves: los Hombres que tienen Sexo con Hombres (HSH), las personas Trans y quienes viven con VIH-Sida, asegurándose de que reciban un trato digno.
Su práctica médica trasciende la prescripción de tratamientos para fundarse en un pilar inquebrantable: la prevención. Sin embargo, su método dista mucho del enfoque burocrático de un folleto informativo, es a través de lo que un paciente describe como "consejos certeros, muy humanos".
Posee la habilidad de hablar sobre sexo seguro con una naturalidad que disipa la incomodidad, pero siempre matizada por un profundo respeto. Puntualiza los complejos mecanismos de transmisión del VIH con la paciencia de una educadora que siembra conocimiento en terreno fértil. Así, en su consulta, la orientación sobre el virus pierde su tono de advertencia distante para transformarse en un acto tangible de cuidado hacia la vida de quien la escucha.
Y en ese cuidado, hay una herramienta fundamental que ella domina: la PrEP (Profilaxis Preexposición. Los pacientes que llegan con dudas o interés en este medicamento que previene la infección por VIH encuentran en Liudmila una fuente clara y accesible de instrucción. Explica, despeja mitos, guía. Sabe que el asesoramiento es el primer paso hacia la autonomía y la salud de las poblaciones clave, y ella se erige como ese faro indispensable.
Detrás de la bata blanca hay una mujer, una madre de familia que carga con sus responsabilidades y cansancio. Sin embargo, nadie lo notaría. Cada día, Liudmila elige dejar sus preocupaciones fuera de la consulta para brindar, de forma deliberada, amor y una sonrisa.
Esa sonrisa no es un gesto protocolario, es un mensaje de aceptación. Para una persona trans que ha sido rechazada, para un joven HSH que teme ser juzgado, o para alguien que acaba de recibir un diagnóstico positivo, esa sonrisa puede ser el primer rayo de sol en un día nublado por el miedo.
La doctora Liudmila Rodríguez González no salva vidas con grandes cirugías, sino con una escucha atenta, una palabra oportuna y una sonrisa que afirma: "Aquí estás seguro, aquí te cuidamos". (Maykel Torres La Rosa/Radio Cadena Agramonte) (Fotos: Cortesía de la entrevistada y tomadas de Internet)