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Casa Blanca, Donald Trump, Estados Unidos, Fotografía, Política

La demolición del ala este de la Casa Blanca, una metáfora de la forma en que Trump arrasa con las normas


EE.UU, 30 oct.- Se suponía que sería una reforma menor en un área concreta. Pero las imágenes de satélite publicadas el 23 de octubre demostraron que las aplanadoras y la bola de demolición de Donald Trump se han llevado por delante más de un siglo de historia en el proceso de abrir espacio para su proyecto de un salón de baile.

Analistas, seguidores y detractores coinciden en que se trata de un esfuerzo por dejar su sello estampado con su material favorito, el concreto armado, una garantía de que la Casa Blanca nunca olvidará su nombre.

"Creo que esta es la mentalidad del desarrollador de construir algo grande que tenga tu nombre y por lo que todos te recuerden. Una Torre Trump", declaró Jeremi Suri, historiador de la Universidad de Texas, a la agencia Reuters. "Está construyendo una torre para sí mismo. Esta es una torre de salón de baile".

Con él coincide Edward Lengel, quien fue director de la Asociación Histórica de la Casa Blanca, para quien el faraónico salón forma parte de una agenda clara y definida.

“Todo el mundo lo va a mirar y va a ver ahora un edificio que eclipsa la mansión ejecutiva, y ese edificio tiene el nombre de un hombre. Creo que eso es intencional”, le dijo Lengel a Reuters.

La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó el mismo día que se revelaron las imágenes satelitales que el nuevo espacio tendría un nombre, pero se lo reservó. Un día después, Trump aseguraba a periodistas que no sería el suyo, pero la huella remitirá directamente a su legado. (Texto y Foto: Cubadebate)


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