
Santiago de Cuba, 31 oct.- Cuando el silencio se impone tras el paso de un huracán, cuando las líneas telefónicas caen y los caminos se vuelven intransitables, hay quienes encienden sus equipos, extienden antenas improvisadas en una cerca o sobre un árbol, y hacen que la voz de Cuba siga latiendo: son los radioaficionados, hombres y mujeres que, desde la pasión por la radiotecnia, se convierten en pilares de comunicación en los tiempos más difíciles.
El ingeniero Mario Eugenio Court, presidente de la Federación de Radioaficionados en Santiago de Cuba, con 304 miembros, lo define como un hobby sin fines de lucro, pero también como una responsabilidad profunda con la sociedad.
En momentos como este, tras el paso de Melissa, nuestro rol se vuelve esencial, no es solo transmitir, es sostener el vínculo humano cuando todo parece desconectado, afirmó con emoción.
Desde el 26 de octubre, la red de emergencia se activó con 76 radioaficionados, desplegados en zonas vulnerables y equipados con sus propios dispositivos, muchos alimentados por baterías de 12 voltios, se movilizaron hacia lugares intrincados, sabiendo que allí la incomunicación sería total, expresó.
Nos reímos a veces de cómo montamos los equipos, dijo, pero lo importante es que funcionan, y eso salva vidas, tranquiliza familias, permite coordinar ayuda.
La situación ha sido compleja: Melissa dejó a la provincia prácticamente sin comunicaciones convencionales, manifestó, postes eléctricos y telefónicos derribados, caminos bloqueados, y una urgencia por mantener el flujo de información.
En municipios como Guamá, Segundo Frente y Tercer Frente, la única comunicación que se mantiene es la nuestra; ya han pasado más de 24 horas, seguimos transmitiendo y aunque las baterías se agotan, buscamos alternativas: camiones, tractores, carros particulares… cualquier fuente que nos permita seguir conectados, relató con determinación.
La comparación con el huracán Sandy es inevitable, significó: decimos en broma que Melissa vino buscando a su novio Sandy, porque casi repitió su recorrido, pero esta vez nos dio algo más de tiempo para prepararnos, aun así, la magnitud nos sorprendió.
Esta mañana bajé a mi casa y vi el destrozo: plantas caídas, tendido eléctrico y telefónico colapsado, pero no hay tiempo para lamentarse, la recuperación es tarea de todos y si tienes un machete, úsalo, si puedes despejar una calle, hazlo; no vamos a esperar por otros. El pueblo unido puede más, reflexionó con firmeza.
Uno de los gestos más conmovedores es el de los radioaficionados que dejan atrás a sus familias, sus casas vulnerables, y parten hacia zonas montañosas para garantizar las comunicaciones.
Me quito el sombrero ante ellos, algunos regresan y encuentran que les falta medio techo, que sus antenas desaparecieron, pero eso no los detiene, refirió orgulloso, al contrario, les da más fuerza para seguir al servicio de la patria.
Y no están solos, las mujeres también forman parte activa de esta red, según Court, cuentan con féminas en los puestos de mando municipales: en el Tercer Frente, por ejemplo, está Giselle Pica, nuestra campeona, transmitiendo sin descanso, las mujeres son parte esencial de este esfuerzo colectivo, destacó.
En medio de la devastación, los radioaficionados no solo garantizan comunicación, sostienen la esperanza, el vínculo, la certeza de que, aunque todo parezca apagado, hay voces que siguen encendidas, que no se rinden, y que, como las de Mario Eugenio Court y su equipo, hacen que Cuba nunca se quede sola. (Texto y foto: ACN)