
La Habana, 7 nov.- En Cuba la transformación digital ya no es una promesa, sino un proceso medible. Detrás de la idea abstracta de “gobierno electrónico” y “sociedad informatizada” hay cifras concretas que comienzan a delinear un panorama tangible. La empresa estatal Softel, una de las protagonistas de esta transición, proporciona los primeros números oficiales que permiten cartografiar el alcance real de la firma digital en la isla: más de 13 500 certificados vigentes para personas jurídicas y 3 500 para personas naturales. Diecisiete mil huellas digitales criptográficas que buscan sustituir el papel, la tinta, la espera.
La Jefa del Grupo de Ventas de Softel, Yarileidis Bárcena Calzado, prefiere poner el acento en los certificados con vigencia.
“Más que actualizar el número de certificados digitales emitidos hasta la fecha, debemos hablar de cantidad de certificados vigentes, debido a que estos tienen una validez de 2 años y solo los vigentes representan la capacidad activa de autenticación y validación en procesos digitales”, explica.
El desglose de estos más de 17 000 certificados activos revela el carácter inicial de esta transformación: es predominantemente empresarial. Aproximadamente el 79% corresponde a personas jurídicas, lo que indica que la firma digital se ha abierto camino primero donde promete mayor impacto en la eficiencia económica.
“Los sectores que más provecho le sacan actualmente son los empresariales y estatales, donde ya existen procesos instaurados de firma digital de documentos”, confirma Bárcena. Sin embargo: “En el ámbito gubernamental, aunque la herramienta tiene un enorme potencial, todavía es necesario avanzar en la formalización de leyes y políticas que respalden su uso masivo en trámites ciudadanos, judiciales o de salud pública”, afirma.
Este diagnóstico señala una brecha fundamental: mientras el sector productivo adopta la tecnología, su integración en los servicios de mayor impacto ciudadano avanza a un ritmo diferente, lastrada por rezagos normativos y, quizás, por inercias burocráticas.
Gissellet Medina Mercerón, Especialista en Comunicación de Softel, detalla que “sin duda la solución que más demanda ha tenido ha sido la aplicación móvil”. Disponible en Apklis y en el canal oficial de Telegram eFirma_cu, la app representa el acceso más inmediato para los usuarios.
No obstante, Bárcena adelanta un cambio significativo: “Prevemos un aumento en la demanda de la aplicación de escritorio ya que permite el trabajo en modo offline y es compatible con Linux y Windows, resultando de gran importancia en el sector empresarial”.
Esta previsión responde a las particularidades de la conectividad en Cuba, donde el acceso a Internet sigue siendo un desafío.
Sobre la experiencia concreta de los usuarios, Medina comenta: “La recepción ha sido en general positiva, destacando la utilidad de la herramienta y su facilidad de acceso”. Pero, con realismo, añade: “Al encontrarse aún en proceso de desarrollo, los comentarios y sugerencias recibidos se han convertido en un valioso insumo de retroalimentación que nos permite perfeccionar la aplicación”.
Las limitaciones tecnológicas y de capacitación constituyen uno de los principales obstáculos para la masificación de la firma digital. Frente a este desafío, Softel ha implementado una estrategia multidimensional que combina lo análogo con lo digital.
“Por un lado, se han creado manuales instructivos claros e intuitivos, que permiten a los usuarios aprender de manera autónoma y práctica”, explica Bárcena. “Además, se utiliza el canal oficial de Telegram como espacio de soporte y acompañamiento”.
Pero la solución más ingeniosa es técnica: la aplicación de escritorio funciona en modo offline, garantizando su uso incluso en zonas con limitaciones de conectividad.