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Entregan en Camagüey el XXXI Premio Nacional Emilio Ballagas


Camagüey, 21 nov.- El XXXI Premio Nacional Emilio Ballagas, correspondiente a 2025, concluyó en Camagüey con un llamado a sostener, aún en tiempos de austeridad, la creación literaria y el pensamiento crítico que distinguen a la cultura cubana. 

La presente edición, desarrollada con menos jornadas que en años anteriores, mantuvo no obstante la esencia de un certamen que acompaña a autores emergentes y consagrados, y que apuesta por la resistencia cultural.

Durante la sesión de premiación, Maykel Pérez Sardaña explicó que en esta ocasión se recibieron nueve obras en concurso. Aunque la cifra es inferior a la de otros géneros, destacó que “el ensayo no abunda como otros, pero estas nueve obras resultaron suficientes para trabajar”, lo que reafirma la importancia de incentivar la producción dentro de este campo del pensamiento.

El jurado estuvo integrado por Félix Flores, Leonardo Sarría y María Antonia Borroto, quienes, tras evaluar los textos presentados, decidieron por mayoría otorgar el lauro a “El latido de lo invisible. Varona y horcón”, presentado bajo el seudónimo Paz. En el acta del jurado se señala que la obra premiada "trasciende el análisis literario convencional para adentrarse en una reflexión ontológica, y casi poética, sobre la identidad, la memoria y los vínculos profundos entre el ser humano, su tierra y su cultura". 

En entrevista, Kezia Zabrina Henry Knight explicó que el ensayo premiado es fruto de veinte años de estudio, en los cuales la autora intercala historias de mujeres camagüeyanas con vivencias personales, logrando un texto intimista y profundamente sensible. 

Kezia destacó, además, que la investigación explora los rompimientos de patrones que marcaron a varias generaciones. Recordó el ejemplo de su propia abuela, quien asumió con valentía la formación de una legión de mujeres fuertes, decididas a estudiar y a no limitarse exclusivamente a las labores domésticas. Esa tradición de rebeldía y autodeterminación enlaza a figuras tan disímiles como la aborigen Tínima y las contemporáneas estudiosas camagüeyanas. La intención del texto, subrayó, es exaltar la osadía de personas con el coraje suficiente para transformar su entorno y que, desde lo íntimo, generan impactos que perduran.

Los organizadores resaltaron que realizar este encuentro “podría parecer una osadía en el contexto actual”. Sin embargo, persiste la convicción de que la cultura merece todos los esfuerzos posibles para florecer, y que espacios como el Premio Emilio Ballagas permiten que escritores, investigadores y periodistas continúen creando, dialogando y aportando a la vida espiritual del país. 

Con más de tres décadas de historia, el certamen reafirma su condición de plataforma para la vitalidad del pensamiento cubano, un lugar donde tradición y contemporaneidad se enlazan para defender la escritura como acto de resistencia y afirmación cultural. (Texto y Foto: Idaylén Rodrígueez Rodríguez/ Radio Cadena Agramonte)


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