
Nuevitas, Camagüey, 5 dic.- La bahía de Nuevitas, majestuosa y enigmática, guarda un rico patrimonio bajo sus aguas. Entre ellos uno que estremece más de un siglo después, los restos del vapor Nuevo Mortera, un coloso de hierro convertido en tumba de sueños y mercancías.
El barco había zarpado confiado desde el puerto de Nuevitas rumbo a Puerto Padre, Las Tunas. Sin embargo, el 4 de febrero de 1895, al llegar al canal de la bahía, frente al imponente Fuerte San Hilario, el vapor inglés Pocklington, cargado de ganado y comandado por el escocés John White, ignoró las alarmas desesperadas del capitán José Viñolas. En cuestión de minutos la proa extranjera embistió dos veces al Nuevo Mortera. El choque fue brutal. El agua se abrió paso y, en apenas quince minutos, el gigante se hundió.
Tres vidas se apagaron en el desastre, mientras más de un centenar de pasajeros y tripulantes luchaban por sobrevivir. El mar se tragó no solo cuerpos, sino también riquezas: 1370 toneladas de mercancías y 80 mil pesos destinados al ingenio Chaparra, también en Las Tunas. Máquinas de coser, vajillas, arroz, azúcar… todo quedó sepultado bajo las olas.
El especialista Juan Carlos González Blanca, representante de la agencia de viajes ECOTUR en Santa Lucía y Nuevitas, declaró: “El relito del vapor Mortera, hundido tras colisionar con un buque de carga en la estrecha entrada de la bahía de Nuevitas, se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los símbolos más relevantes del polo turístico de Santa Lucía y en un referente del buceo recreativo en el Caribe”.
Durante décadas sus restos permanecieron olvidados hasta que en los años 80 y 90 –del pasado siglo- comenzaron a ser explorados por buzos locales. Ellos descubrieron su enorme potencial como sitio de inmersión, al encontrarse entre los 10 y 27 metros de profundidad, rango ideal para el buceo deportivo.
La historia del Nuevo Mortera, que alguna vez transportó sueldos de soldados españoles, se entrelaza con la fascinación de quienes lo exploraron en busca de tesoros y con la singular experiencia de cohabitar con los tiburones toros que habitan la bahía.
Gracias a la audacia de buzos como Dieppa y Armandito, el lugar se transformó en un escenario único donde estos imponentes animales pueden ser alimentados bajo el agua, convirtiendo al Nuevo Mortera en un atractivo excepcional que ha marcado la identidad turística y submarina de Nuevitas. (Celia Serrano Maldonado/Radio Nuevitas) (Foto Radio Nuevitas)