
Camagüey, 20 dic.- Gibara guarda en su memoria un hecho tan insólito como imborrable: una ballena varada en sus costas. El acontecimiento, extraordinario para una ciudad acostumbrada al diálogo cotidiano con el mar, quedó fijado en el recuerdo colectivo de varias generaciones, como una imagen poderosa que rompió la rutina y obligó a mirar de frente lo inesperado. A partir de ese suceso, el documental La Tierra de la Ballena, del realizador Armando Capó, construye una reflexión profunda sobre la memoria, el regreso y aquello que nos forja.
Estrenado en el Complejo Audiovisual Nuevo Mundo como parte de la XXXV Muestra Audiovisual El Almacén de la Imagen, el documental, producido por Gato Rosa Films, fue concebido durante los años de la pandemia (2020), un contexto que marcó decisivamente su mirada introspectiva.
Según explicó la productora Rosa María Rodríguez, se trata de un proyecto construido desde la memoria, que cuenta la historia de tres maestros, pilares de la cultura gibareña, y del muchacho que partió para luego regresar, cerrando un ciclo vital y simbólico.
El rodaje se realizó con un equipo reducido de siete personas durante un mes, y se distancia deliberadamente del formato tradicional del documental. Con una duración aproximada de una hora, la obra asume riesgos formales y narrativos para sostener una voz propia.

Para Capó, mientras la ficción puede servir para enfrentar los demonios personales, el documental implica un compromiso ético con el otro, con sus historias y su legado.
En ese sentido, la ballena no es solo un recuerdo anecdótico, sino un símbolo central. El director la aborda como metáfora de la búsqueda interna que supone regresar a los orígenes, a aquello que nos constituyó como individuos y como comunidad.
Así como la ballena irrumpió inesperadamente en la vida de Gibara, el pasado emerge en la película con fuerza, atravesado por la muerte, pero también por la nostalgia y la esperanza de conservar lo vivido.
Quizás sin proponérselo de manera explícita, La Tierra de la Ballena logra retratar la memoria desde una perspectiva conmovedora, con una imagen poco explorada y una sensibilidad que evita el tono solemne.
El intento de preservar el pasado se convierte, finalmente, en una forma lúcida de contar el presente: un presente que, como la ballena varada, nos obliga a detenernos, mirar y recordar quiénes somos. (Texto: Idaylén Rodríguez Rodríguez/Radio Cadena Agramonte) (Fotos: María Félix García Posada)
