Editorial
Dejamos atrás el 2022, año difícil por la intensificación de un criminal y recrudecido bloqueo de Estados Unidos a Cuba, pero demostrativo, en todos los órdenes, de una fortalecida voluntad en la determinante mayoría del pueblo cubano, empeñado en continuar y perfeccionar su modelo socio-económico.
Tales realidades se asientan en maciza base emanada del alegato de Fidel Castro tras la clarinada libertaria del 26 de julio de 1953, conocido como La Historia me Absolverá, cuya proyección goza de una adecuación y renovación constantes, que lo hace imperecedero, con reflejos actuales como el nuevo Código de las Familias y otras beneficiosas legislaciones.
Y es precisamente la participación del pueblo en la materialización del programa de desarrollo cubano, rectorado por el Partido Comunista de Cuba (PCC) y el Poder Popular, la clave para enfrentar engendros como las 243 medidas de recrudecimiento del cerco por administraciones norteamericanas, incluida la actual.
Esa confrontación ha tenido como aliado los molestos apagones, consecuencia principal de un obsoleto y gastado sistema de generación eléctrica, en cuya renovación ya se avanza, pero que sin lugar a dudas ha gestado una mayoritaria y férrea capacidad de resistencia, gracias a Directivos, especialistas y trabajadores de nuestras termoeléctricas, para mantenerlas en funcionamiento.
Hay que resaltar, igualmente, la oportuna acción del Estado, encabezada por el presidente Miguel Díaz-Canel, que en un periplo por países hermanos y amigos, concertó con sus homólogos provechosos acuerdos que soslayan el bloqueo, y que comienzan a fructificar con prioridad para el campo electro-energético, pero que se extiende a otras importantes esferas de la vida cubana.
Aunque el huracán Ian arrasó zonas del occidente cubano, en especial en Pinar del Río, se ha puesto a prueba la dedicación de un gobierno de pueblo y para el pueblo, unido a una fortalecida solidaridad entre cubanos
Ello ha posibilitado seguir programas “joyas” de la Revolución como educación y el de salud pública, con cinco vacunas propias para enfrentar la nueva oleada de la COVID-19 en el mundo.
Si hablamos hoy de los principales acontecimientos del 2022, hay que mencionar el más reciente pleno del Comité Central del PCC y la sesión de fin de año de la Asamblea Nacional del Poder Popular, escenarios en los que Miguel Díaz-Canel, ratificó su condición de fiel seguidor, y sobre todo defensor, de las ideas de nuestro líder histórico Fidel Castro Ruz.
Por cierto, y confirmando su adhesión a la línea de Fidel; Díaz-Canel reconoció insuficiencias que deben corregirse en el menor plazo posible, y manifestó su insatisfacción por no haber sido capaz de lograr, desde la conducción del país, los resultados que necesita el pueblo cubano para alcanzar la anhelada y esperada prosperidad.
En tal empeño se insertan las propuestas agramontinas para la nueva etapa de trabajo, como puntualizara el primer secretario del PCC en tierras camagüeyanas, Federico Hernández Hernández, entre ellas la producción de alimentos, la ganadería y la rama cañero-azucarera; la industria alimentaria, el turismo, el perfeccionamiento del comercio, la gastronomía y los servicios; el impulso a los programas constructivos, la edificación de viviendas y el aporte de sectores sociales y de impacto directo en el pueblo.
Con la juventud al frente “que jamás le ha fallado a la Revolución, como dignos herederos de Fidel, Raúl y la continuidad que simboliza Díaz-Canel, Camagüey tiene que transformarse en una provincia mejor, y la esencia para ello está en trabajar para propiciar mayor bienestar al pueblo.”
¡Camagüeyanos!
Hacia esos objetivos nos llama el nuevo año, y hacia allí avanzamos en carga agramontina de estos tiempos, con el sólido sostén de 64 eneros de victoria. (Foto: Internet)