Por Alexis Peña Hernández/Estudiante de Periodismo
Núcleo de amor, complicidad, conflictos y aprendizajes desde épocas pasadas, la familia se consolida como un refugio de consuelo y es considerada el hilo conductor capaz de purificar las almas en el complejo tejido de la sociedad actual.
En medio de la vorágine del mundo exterior, que se torna cada vez más engorroso, ella se sitúa como un ancla de reafirmación, donde convergen tradiciones, historias y valores, transmitidas de generación en generación.
Las familias se enfrentan en la actualidad a diversos desafíos como la conciliación entre la vida laboral y familiar, la crianza de los hijos, la educación, la salud, la igualdad de género, la diversidad cultural, entre otros; de ahí la importancia de que las políticas públicas y las acciones del nivel comunitario estén orientadas a apoyar a este sistema de unidad de las sociedades en la superación de desafíos, así como la promoción de un entorno favorable para su desarrollo integral.
La protección a la familia en Cuba tiene sus inicios desde el 1940, aunque la práctica demostró para esos años la inconsecuencia de los preceptos establecidos. Justo desde el 1959 la salvaguarda y cuidado de la familia se tomó como engranaje primordial para el desarrollo revolucionario y adquirió mayor auge a partir de la Constitución de 1976, modificada luego en 1992.
El Estado cubano reconoce a la familia como la célula fundamental de la sociedad, y por ello le atribuye responsabilidades y funciones esenciales en la educación y formación de nuevas generaciones. En ese sentido, se conoce que la sociedad cubana ha evolucionado, y junto a ella las características de las familias, que han sido influidas por varios factores sociodemográficos, las transformaciones en el modelo económico, la visión desde los derechos a fundar y a vivir en familia, entre otros.
La Constitución aprobada y proclamada en 2019 recoge en los artículos del 81 al 89, un marco de regulaciones coherente con el pluralismo familiar que se muestra en la Cuba de hoy, y que requiere de un mantenimiento en una sociedad que decrece en cuanto a la preservación de valores e identidades.
En este sentido también interviene el Código de las Familias, con la esencia arraigada a la adecuación del ordenamiento interno en pos de las obligaciones derivadas de los tratos vigentes en el país en materia familiar.
Las familias, como transmisoras de valores, deben adoptar desde temprano hábitos sostenibles y de concienciación.
El Día Internacional de las Familias se celebra cada 15 de mayo. Esta jornada fue decretada por la Organización Naciones Unidas en el año 1993 con el fin de dar a conocer cuestiones relativas a las mismas y reflexionar sobre cómo les afectan los procesos sociales, económicos y demográficos, así como la adopción de medidas que beneficien a las familias de todo el mundo.
Esta celebración busca resaltar el rol de los núcleos familiares en el desarrollo social, económico y cultural de las comunidades, pues como unidad básica de la sociedad es en su seno donde se transmiten valores, se brinda apoyo emocional y se fomenta el bienestar de sus miembros.
En el contexto global actual, esta fecha pretende sensibilizar sobre los desafíos que enfrentan las familias del mundo como la pobreza, la violencia doméstica, la migración, la discriminación y la falta de acceso a servicios básicos.
No solo la sangre distingue a una familia, desde siempre se ha desarrollado al término como ese lugar que emana alegría y tranquilidad, con la única regla de que sean uno para todos y todos para uno. (Foto: PL)