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Camagüey, educación, Melba y Danner, binomio perfecto, experiencia y juventud

Melba y Danner, un binomio perfecto de experiencia y juventud en la educación (+ Fotos y Audio)


Camagüey, 20 dic. - La pequeña Isabela comparte un mensaje de amor y cariño para Melba y Danner, sus maestros de primer grado del seminternado Conrado Benítez de la ciudad de Camagüey, quienes diariamente se entregan a la humana profesión de enseñar.
 
En ellos se funden la experiencia y la juventud como un binomio perfecto que converge en un aula de 35 estudiantes, donde los pupilos aprenden a escribir, a leer y a calcular, unido a las buenas costumbres, los hábitos y los valores.
 
Los une el amor por los niños, la vocación por la profesión, la preparación en la Escuela Formadores de Maestros Nicolás Guillén Batista, aunque en años muy distantes, y la voluntad para conducir el camino de los pequeños en un mundo de números y letras.  
 
Licenciado en Educación Primaria, Danner Rodríguez Silveira con apenas 26 años ya suma siete en el ejercicio del magisterio, una experiencia que disfruta y eligió siempre como primera opción, una de las razones por la que sus estudiantes depositan su confianza en él.  

Siempre se le ve cerca de Melba Batista Porrón, su amiga y profesora, quien delega en él algunas lecciones como parte de la preparación y formación en una enseñanza muy sacrificada, pero a la vez muy linda y apasionante. 
 
Melba, a sus sesenta años, asegura su reincorporación a las puertas del retiro, y lo dice convencida de su amor por la profesión con un apego especial a la asignatura de Lengua Española y a la magia de ser parte de las primeras letras y palabras escritas por sus pupilos. 

Confiesa que las casi cuatro décadas dedicadas a la educación, de ellas 15 años en la Conrado Benítez, atesoran mucha historia cuando se suma la de cada uno de los estudiantes y colegas con los que ha compartido, una suerte, alega, de ser testigos y ente fundamental de la vida de tantos profesionales.
 
-Siempre he atendido el primer ciclo, de primero a cuarto grado y prefiero trabajar con alumnos chiquitos porque me gusta recibirlos desde bien pequeños y verlos crecer-. 

-Danner y yo llevamos muchos años trabajado, es joven y tiene mucho interés e intuyo que disfruta trabajar junto a mí y por eso se ha ganado mi reconocimiento y la confianza para delegar en él algunas asignaturas-.
 
Orgullosa de la responsabilidad de formar a los pioneros relata que con sus años de entrega se ha ganado el respeto y el afecto de padres y alumnos con múltiples reconocimientos, otra de las certezas de esta educadora a la que magisterio no le llegó por azar. 

Así también se percibe en la frescura de quien trabaja por amor, y es que el maestro Danner confiesa con sencillez que disfruta y se emociona junto a sus pequeños, aunque esta profesión no deja de ser un trabajo muy comprometido y de retos constantes.
 
Por la consagración, exigencia y amor con que se dirigen cada día a los niños en el aula, pequeños como Isabela aseguran quererlos mucho, una frase sencilla llena de inocencia y sinceridad en nombre de todos los alumnos que aprenden sus primeras letras de la mano de Melba y Danner, ese binomio perfecto de experiencia y juventud. (Texto: Gladys Daylin Morera Cordero) (Fotos: Yadira Núñez Figueredo)


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