La Habana, 9 may.- El gobierno cubano ha tenido que salir a desmentir, otra vez, la historia rocambolesca sobre la existencia de bases militares chinas en Cuba. El canciller isleño reaccionó en redes sociales a la noticia que, para sorpresa de algunos, levantó la CNN que bien pudo activar a su corresponsal en La Habana para que, otra vez, verificará lo absurdo de semejante disparate.
La historia de bases militares chinas en zafarrancho de combate digital, resulta de una vieja pesadilla enarbolada por supuestos expertos de hablar y vestir circunspecto, que pululan al ritmo de los dictados y necesidades de Washington.
El tema se retoma de cuando en vez, según dicte la coyuntura; en la ocasión por parte de uno de los sospechosos habituales de la guerra no convencional contra el pueblo cubano, el corrupto legislador Carlos Giménez, calificado de traidor por parte de sus electores y familiares migrantes en la Florida.
En un acto de sentido exclusivamente propagandístico, ahora Giménez se activó en una nueva puesta en escena, en el Subcomité de Transporte y Seguridad Marítima del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, el pasado 6 de mayo.
En estos momentos parece obvio que la camada anti cubana del Congreso y el super secretario, Mr.Rubio, a quien solo falta nombrarlo Papa, advirtió jocosamente el vicepresidente Vance, intentan llamar la atención del inquilino de la Casa Blanca, ansiosos por imponer crueles y nuevas sanciones a la familia cubana.
Desde al menos el 20 de enero, han ensayado varias motivaciones que hagan que el presidente Trump desvíe su atención de los tremendos problemas internacionales con los que está lidiando. Las justificaciones han ido desde la pérfida campaña contra la cooperación médica cubana, algo que no parece
haberle ido bien, mandatarios del Caribe mediante, hasta la insistencia de cortar todo intercambio o vínculo con la Isla Rebelde, dígase cero remesas, cero vuelos, cero todo.
Mr. Rubio por su cuenta desempolvó una vieja historia de una supuesta prófuga de la justicia estadounidense, asegurando que reside en Cuba desde 1976. Di tu, diría cualquiera que lo lea y que al unísono tiene bastante con los problemas actuales, para que le recuerden los de hace 50 años.
Sombras chinescas con atuendo militar
Ahora le tocó a las “tenebrosas bases chinas en Cuba”. Claro, como la confrontación con el país asiático está en pleno desarrollo, pues que mejor que asociar a Cuba con algo tan repudiable como instalar bases militares en son de guerra, no de aranceles sino para espionaje electrónico, han dicho.
Obviamente, para poder darle un visu de credibilidad a algo sistemáticamente negado, tanto por las autoridades cubanas como por las chinas, hizo falta que viejos halcones de la academia estadounidense, insistieran en los peligros que se ciernen sobre la seguridad nacional estadounidense.
Reaparece para la ocasión el experto en temas geopolíticos, Ryan Berg, quien funge como director del programa para América Latina del Centro Estratégico de Estudios Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés); el CSIS desde hace años vienen manejando esta hipótesis, las de las bases.
Berg, conocido por sus posturas anti cubanas y reaccionarias, es promotor del concepto de nearshoring (cerca de la frontera), es decir, que las empresas estadounidense instaladas en Asia deben regresar a países cercanos; en otras palabras, algo muy parecido a lo que exige el presidente Trump que esperan se reabran en suelo estadounidense.
Calzan su “investigación” otros estudiosos de arraigadas posturas anti chinas como Matthew P. Funaiole, Brian Hart, Aidan Powers-Riggs y Joseph S. Bermudez Jr. Este último experto en imágenes, que en el caso de las “bases” en Cuba las confunde con instalaciones civiles de ETECSA o simples habitáculos.
Acompañando desde siempre esta leyenda aparecen Gordon Guthrie Chang, también conocido por su retórica anti-China, el nefasto y venido a menos senador Ted Cruz, figuró también John Bolton, el recordado por las peores razones, asesor de Seguridad Nacional de Trump en ese momento y claro, Mr. Rubio.
La leyenda se repita y recicla. Un poco de historia
Las acusaciones se remontan tan atrás como el 2010 cuando el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de EE. UU. informó que estaban monitoreando la relación China-Cuba, aunque sin llegar tan lejos en la fábula de las bases.
El asunto salió a la superficie otra vez en el 2019, en la primera administración Trump, ocasión en que se hicieron público informes desclasificados de la inteligencia, donde se aseguraba que en Cuba operaba una unidad de espionaje, sin especificar qué es eso, dejando la puerta abierta a la especulación y a su prima hermana, la manipulación informativa.
Otro capítulo lo desplegó el The Wall Street Journal en el verano del 2023, en plena administración Biden, también enfrentado a su modo con China.
Siendo fiel a su línea editorial de ultra derecha, argumentó que fuentes anónimas indicaban que China y Cuba tenían un acuerdo secreto para la construcción de una base de espionaje electrónico, agregando en otra publicación que también habría una de entrenamiento militar en la costa norte de Cuba.
De alguna manera obligado por la gravedad de la noticia del Journal, Jhon Kirby en ese momento portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, admitió la existencia de ciertos informes, sin brindar detalles solo aclarando que eran inexactos. Es decir, virtualmente les restó cualquier importancia a la denuncia.
Desde luego que en este contexto no podía faltar Mr.Rubio a la sazón senador, quien rubricó un comunicado junto a Mark Warner, también senador, ambos líderes en el momento del Comité de Inteligencia del Senado, donde expresaban su preocupación sobre las supuestas instalaciones chinas.
Para continuar con la saga, otra vez, el CSIS publicó otro informe en diciembre del 2024, con la expectativa que podrían contar con Trump para cualquier acción anti cubana; en este se indica haber detectado mejorías tecnológicas en las bases, agregando una quinta base cerca de Santiago de Cuba.
Durante todo este tiempo expertos y ex oficiales de inteligencia estadounidenses, han puesto en tela de juicio tanto los informes del CSIS, como las acusaciones propiamente dichas.
Estudiosos como Evan Ellis (Instituto de Estudios Estratégicos, Colegio de Guerra del Ejército de EE. UU.) dio por sentado la improbabilidad de que China procediera a instalar bases militares en Cuba, al considerarlo una “escalada significativa” que se condice con el contexto, poniendo en dudas incluso que el país asiático cuente con las capacidades para dichas instalaciones; por su parte Chris Simmons (ex jefe de contrainteligencia, Agencia de Inteligencia de Defensa de EE. UU.) aunque cree en la historia del espionaje chino, descarta que tengan instalaciones militares en territorio cubano.
Otros representantes de la academia estadounidense como William LeoGrande (experto en relaciones Cuba-EE.UU. de la American University), Michael Shifter, presidente del Inter-American Dialogue o Jorge Duany, profesor en la Universidad Internacional de la Florida, otorgan cero crédito a estas hipótesis, llegando en algunos casos a declararlas de descabelladas y vinculadas a la confrontación Cuba-EEUU y no a situaciones reales. Para colmo, otro investigador del propio CSIS, James Lewis, ha afirmado que no existe ninguna evidencia sobre las instalaciones chinas en Cuba.
Un rápido levantamiento de la información disponible, con el uso de inteligencia artificial arroja una conclusión que refleja cual es el sentido común predominante, la información predominante, coincidiendo todas en que hasta la fecha, no ha habido pruebas verificables de que Cuba haya albergado bases militares chinas”.
Ya sea el CSIS o la crápula política mayamera, han olvidado en esta historia que en Cuba si existe una base militar extranjera, contra la voluntad de todo un pueblo, la estadounidense instalada en Guantánamo, único lugar donde se suele torturar en Cuba, o se planifica albergar sin el debido proceso, a migrantes tratados como delincuentes.
Una última observación, una curiosidad, al parecer a los enemigos de la Revolución se les ha acabado la iniciativa, la creatividad en la presentación de nuevos pretextos; en cuanto a las bases chinas, habrá que ver como evoluciona el actual encontronazo de Trump con China, y si evoluciona hacia cierta cordura para bien de ambas economías y del mundo; en fin otra vez los mencionados podrían quedar guindados de la brocha.
Veremos.
Apelando al proverbial sentido del humor del cubano, la noticia ha generado un sinfín de memes, el más concluyente: las únicas bases made in China en Cuba, son las ubicadas en el terreno en los estadios de beisbol. (Texto: Francisco Delgado Rodríguez/ Cubasí) (Foto: Cubasí)