Ankara, 17 may.- Un nuevo fuego iniciado hoy en la mina de Soma dificulta el rescate de los cadáveres de los trabajadores aún atrapados, informaron las autoridades turcas mientras las protestas recorren todo el país.
Según informó el ministro de Energía, Taner Yildiz, tras controlar el incendio inicial -ocurrido el pasado martes en esa instalación del oeste del país- comenzó a arder otra sección del pozo debido al incremento de los niveles de gases inflamables.
Explicó que las llamas están a unos 250 metros de los cadáveres aún atrapados y es muy difícil llegar hasta ellos.
Como máximo, son tres los cuerpos que restan por extraer de la instalación, lo cual confirmaría un total de víctimas superior a las 300, aseveró.
Reportes oficiales del viernes en la tarde situaron en 299 el saldo de muertos, sin incluir los que permanecen en el pozo.
Después de cuatro días de la tragedia, la más grande registrada en una mina turca, la tensión crece en las principales ciudades del país debido a las protestas y críticas contra el Gobierno.
Entre los mayores focos de manifestaciones destacan Esmirna, Estambul, Ankara y la propia Soma, donde ayer la policía dispersó con cañones de agua, gases lacrimógenos y balas de goma a una multitud concentrada para condenar a las autoridades por la magnitud de la tragedia y denunciar las condiciones de trabajo en las minas.
De acuerdo con un reporte de la versión digital del diario Hurriyet, las fuerzas del orden también arremetieron contra otras manifestaciones pacíficas en la nación.
En la mina se encontraban casi 790 personas en el momento del desastre, del cual aún se desconocen las causas.
La compañía Soma Holding, encargada de la excavación, negó toda responsabilidad sobre el incidente y aseguró que no se cometieron errores en la operación minera.
En cambio, los sindicatos atribuyen lo ocurrido a los recortes del presupuesto destinado a la seguridad y las irregularidades en el cumplimiento de las normas de protección tras la privatización de las instalaciones. (PL).