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Ni venenoso, ni aterrador: el diablo negro no es como lo pintan


National Geographic, 17 feb.- Todo lo que es desconocido nos genera una serie de sentimientos encontrados que suelen mezclar la curiosidad y el miedo a pesar de que, muchas veces, no tengamos absolutamente nada que temer. Esto define exactamente lo que ha pasado en esta ocasión con el ejemplar de diablo negro localizado inesperadamente cerca de la costa de Tenerife, en aguas superficiales.

Un aura de misterio rodea esta especie porque habita en las profundidades del océano y, por tanto, no es fácil de ver. Su aspecto, que incluye características adaptadas para que pueda vivir en la más absoluta oscuridad, es para nosotros muy inusual. Sin embargo, y a raíz de este hallazgo, muchos han descubierto que el diablo negro no es tan peligroso ni aterrador como lo habían imaginado.

La polémica de su tamaño

Un diablo negro o rape abisal (Melanocetus johnsonii) fue encontrado vivo recientemente en las Islas Canarias por el equipo de la ONG Condrik-Tenerife, formado por los especialistas en biología marina Laia Valor, Antonio Sabuco, Marc Martín y el fotógrafo especializado en fauna marina David Jara, con quienes hemos podido hablar desde National Geographic España para que nos contaran más sobre su asombroso hallazgo.

Un rato después del avistamiento, el ejemplar falleció y fue transportado al Museo de Naturaleza y Arqueología (MUNA) de Santa Cruz de Tenerife para que pudiera ser estudiado por especialistas en especies de profundidad. La noticia de su muerte es desafortunada, y sin embargo abre una oportunidad científica sin igual para investigar más sobre esta enigmática especie.

Desde entonces, se han dado a conocer nuevas imágenes de este pez que han sorprendido al mundo, en las que aparentemente el ejemplar recolectado apenas mediría unos centímetros y cabría en la palma de una mano. Esta dimensión, desde luego, contrasta con su aspecto terrorífico. 

Pero la realidad es que, contrario a lo que muchos podamos haber imaginado, Melanocetus johnsonii no es una especie que alcance tamaños extraordinariamente grandes: sólo lo era en la película de Pixar Buscando a Nemo (2003), en proporción al volumen reducido de Marlin, un pez payaso, y Dory, un pez cirujano azul.

De media, las mayoría de especies rapes de la zona abisal llegan a medir unos 15 centímetros, y las hembras suelen ser considerablemente más grandes que los machos. De hecho, no sólo tienen diferencias sustanciales en su tamaño sino también en sus funciones: los machos parasitan el organismo de las hembras y se alimentan a través de ellas a cambio de producir esperma.

¿Cómo sobrevive en la zona abisal?

El diablo negro prospera a entre los 2.000 y 4.000 metros de profundidad, en la zona abisal, uno de los puntos más hondos del océano, donde la luz del Sol no llega. Por este motivo, todas sus características físicas han evolucionado para adaptarse a este entorno extremo, frío y oscuro.

Sus ojos son muy pequeños, ya que apenas los necesita; su piel es hidrodinámica para que pueda nadar a grandes velocidades; tiene las mandíbulas abiertas y llenas de colmillos afilados para poder cazar los organismos que caen en su zona desde profundidades superiores; y usa un señuelo bioluminiscente en forma de antena para atraer a sus presas. 

Es un animal depredador, pero no es peligroso para los humanos y, además, las posibilidades de que nos lleguemos a cruzar con un ejemplar de esta especie son mínimas. A pesar de la velocidad de su nado, su estrategia de caza consiste en sostener su posición moviéndose lo menos posible y esperar así a que su brillo haga de reclamo, emboscando a su botín. La habilidad de permanecer completamente quieto sin hundirse en el agua del océano le permite también pasar por muerto ante posibles depredadores que estén al acecho. (Texto y Foto: National Geographic)


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