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Sadaise Arencibia, Ballet Nacional de Cuba, danza cubana

Sadaise Arencibia se siente inmensamente afortunada


La Habana, 6 jul.- La primera bailarina Sadaise Arencibia, aunque dijo adiós a los escenarios en la piel de la Mujer en Bodas de sangre, de Antonio Gades, no deja la danza. 

Porque como bien aprendió en estos 30 años de carrera, el ballet no es solo lo que ocurre bajo los focos, sino todo aquello que sigue moviéndose en el aire mucho después de que la música haya terminado, refiere hoy Juventud Rebelde.

«Cuando estás en activo como bailarina, piensas en tu función de despedida como algo lejano, pero a la vez cercano. Lo idealizas, incluso imaginando una obra concreta para ese instante. Pero ahora que lo he vivido, cuando llega el momento indicado, la realidad es muy distinta», declaró la artista al diario. 

«Las circunstancias, lo que sientes como ser humano y artista, te hacen cambiar de opinión de inmediato. Y entonces lo ves con total claridad: comprendes qué es lo mejor para ti y con qué te sentirás en paz»

Sadaise sabía que, bailar junto a Joaquín de Luz, le impregnaba un simbolismo especial a su despedida. «Era un rol dramático que me encantaba, y el hecho de hacerlo en tacones en lugar de puntas —algo que muchos cuestionaron—, fue liberador». 

Espiritualmente, esa elección me protegió y me alivió; de otra forma, habría sentido una ruptura demasiado brusca y quizás no recordaría esta función con felicidad. Así fue como se convirtió en una noche mágica», confesó.

El homenaje organizado en escena y la ovación que recibió en su despedida fue un privilegio que «superó todas sus expectativas». Que yo recuerde, agrega Sadaise, en el BNC  nadie había disfrutado antes de un reconocimiento así —y muchas figuras relevantes de la compañía lo merecían, pero por diversos motivos no lo tuvieron. «Me siento inmensamente afortunada».

—El primer recuerdo escénico que guardo es de cuando interpreté a uno de los enanitos en Blancanieves. Era algo muy sencillo: al presentarnos, debíamos dar un paso al frente haciendo un gesto que representara la personalidad de nuestro personaje.

«A mí me tocó ser el enanito tímido. Recuerdo que me empujaban hacia adelante y hacía un gesto de vergüenza, como apenada, para luego retroceder rápidamente. Fue solo un instante, pero me hace sonreír porque… ¡era yo misma! Era una niña extremadamente tímida. Esa fue mi primera actuación, y curiosamente, no tuve que fingir nada».

Sadaise Arencibia baila con una «delicadeza sutil» como pocos. No es solo bailarina, sino narradora de silencios, comenta la publicación. 

«Ese estilo nació conmigo; es una condición innata. Luego, cuando tuve noción clara de esa virtud, traté de explotarla lo más que pude en las coreografías que la requerían, pero, al mismo tiempo, rompí ese molde cada vez que me llegó un rol de carácter opuesto».

La danza fue siempre su eje vital. El escenario me transfigura, admite. «Es inexplicable: cuando llega la función, todo encaja mágicamente. Casi nunca falla». 

Ese éxtasis escénico llevó a un cercano especialista a definirla con una frase que la persigue: «Eres un animal de escenario».

Por otro lado, necesitaba este desprendimiento en mi vida, aunque duela. Sé que nunca será una ruptura completa, pero estoy plenamente segura de mi decisión. Hoy me siento serena y satisfecha con esta tranquilidad que tanto buscaba, y, además, estoy ansiosa por explorar lo que viene a continuación, manifestó la bailarina. (Texto y Foto: Cubasí)


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