La Habana, 18 oct.- Desde la perspectiva del Dr. Hugo Ordoñez Erazo, de la Universidad del Cauca, la conferencia inaugural del XI Taller Internacional de Gestión de Proyectos estableció, con claridad meridiana, que todo proyecto —especialmente aquellos orientados a la transferencia tecnológica— debe sustentarse en un sistema sistemático y en un plan de actividades meticulosamente organizado.
La gestión de actividades, que incluye la organización de tareas y la administración de recursos —económicos y, de forma más crítica, humanos— se erige como pilar fundamental. La experiencia acumulada en proyectos de transferencia, particularmente de software, revela que la coordinación entre tareas interrelacionadas y recursos constituye la piedra angular del éxito.
El planteamiento inicial es primordial: se debe tener absoluta claridad sobre los resultados que se pretenden alcanzar, el impacto deseado y el público objetivo al que se busca visibilizar.
El ciclo de vida de la planeación de un proyecto se inicia con una fase de prevención y planificación, donde nace la concepción inicial. Es allí donde se forja el objetivo general, la brújula que orienta todo el esfuerzo posterior. Este proceso parte, invariablemente, de un maquetado o una herramienta de flujo de procesos, que articula de manera específica la transición hacia la operación y ejecución.
La definición de un anteproyecto se cimienta sobre pilares inquebrantables: la identificación concisa y puntual de un problema específico —pues todo proyecto nace de una necesidad que deviene en problema—, la formulación de un objetivo general claro que defina incluso la identidad y el nombre del proyecto, y una justificación sólida que exponga las razones tecnológicas, así como los recursos humanos y sociales disponibles. Diagnosticar el contexto y delimitar con precisión y empatía el problema es, sencillamente, innegociable. El desarrollo de objetivos específicos, puntuales y alineados con el fin último del proyecto es clave para alcanzar un término exitoso.
La exploración de alternativas y el análisis de viabilidad —prefactibilidad y factibilidad— son escalones críticos. Es necesario analizar el estado del arte y el mercado objetivo para lograr una transferencia tecnológica efectiva, y administrar con suma conciencia los recursos iniciales para no comprometer la viabilidad del proyecto. (Texto y Foto: Cubadebate)