EE.UU, 4 jun.- Una de las tormentas geomagnéticas más largas del actual ciclo solar aún está en curso.
El evento comenzó en la mañana del 1 de junio después de una eyección de masa coronal o CME, es decir, materia en forma de plasma, que llegó a la Tierra desencadenando una severa tormenta de clase G4.
El evento luego continuó en los días siguientes con menor intensidad y con una breve pausa en la noche entre el 1 y 2 de junio, pero para hoy el Centro de Predicción del Clima Espacial de la agencia estadounidense NOAA aún pronostica una fuerte tormenta de clase G3 y sus secuelas podrían sentirse en los próximos días.
"La perturbación continúa, no recuerdo otra que haya durado tanto tiempo", declaró a ANSA Mauro Messerotti, profesor de Meteorología Espacial de la Universidad de Trieste.
"Es difícil predecir si continuará en los próximos días; depende de tantos factores —comenta— que hacer predicciones es prácticamente imposible.
La tormenta actual es un evento notable no solo por su duración anómala.
"Es un evento particular - dice Messerotti - porque al efecto de la CME se sumó el del viento solar producido por dos agujeros coronales presentes en la superficie del Sol, uno en el hemisferio Norte y otro en el hemisferio Sur, y por lo tanto hubo un efecto acumulativo".
Los agujeros coronales son áreas de la corona, la parte más externa de la atmósfera solar, donde el campo magnético solar se abre hacia afuera, permitiendo que lluvias de partículas escapen a velocidades extremadamente altas.
El viento solar fue responsable de otra perturbación ocurrida hace apenas unos días: en la noche del 28 al 29 de mayo, se registró un primer pico de clase G3 y, tras un descenso, la tormenta volvió a aumentar a clase G2, para extinguirse al amanecer del 30 de mayo.
"El nivel de actividad solar es moderado en este momento —agrega Messerotti—, pero todos estos fenómenos secundarios juegan un papel importante". (Texto y Foto: Cubasí)